¿Cómo hacerse oír? ¿Y existir políticamente? Tantas preguntas formuladas por el portavoz del gobierno. Mientras que Olivier Véran ha intentado llevar y encarnar en los últimos días la lucha del ejecutivo contra la Agrupación Nacional, gracias a la marcha contra el antisemitismo, el ex ministro de Sanidad desea renovar la forma en que se construye la acción pública. Tras el lanzamiento de la aplicación de intercambio con los franceses Agora a finales de septiembre, Olivier Véran presentó varias propuestas sociales cuya aplicación pretende ser innovadora y progresista. En una entrevista concedida a Paris Match, publicada este martes, el electo de Isère planteó la idea de experimentar a nivel local medidas, que se están debatiendo, durante algunos meses. Antes de generalizarlos potencialmente a toda Francia.

Primer caballo de batalla: el reconocimiento facial. “Hay un debate (…) El alcalde de Niza dice que con él no se habría producido el atentado de 2016. ¿Por qué no probarlo durante dos o tres años a nivel local?”, recomienda Olivier Véran. Una longevidad que permitiría “evaluar con las escuelas de ciencias sociales, (para) medir el impacto sobre las libertades, los movimientos masivos y la inseguridad”. Hace un mes, fue el presidente de la región AURA, Laurent Wauquiez, quien propuso lo mismo en los institutos que están bajo su dirección. Y esto, “exclusivamente para detectar individuos monitoreados por radicalización terrorista cuando se encuentran cerca de nuestras escuelas”.

Considerando que esta idea es “más bien una medida de derechas”, el miembro del Gobierno, fiel a la filosofía del “al mismo tiempo”, también se dirige a la precuadra de izquierdas. Y sugiere probar “la despenalización enmarcada en una intercomunidad”. Objetivo ? Sabiendo “¿cuál (sería) el impacto (de tal medida, nota del editor) en el comportamiento adictivo, la seguridad y los suburbios?” Si estas pruebas arrojan resultados convincentes, Olivier Véran espera ir más allá. “Si funciona, buscamos generalizarlo. Experimentamos y evaluamos”, afirma. Un enfoque tanto más positivo, según el ministro, cuanto que “tiene mucho menos impacto a nivel local” si el experimento finalmente no funciona. “Los anglosajones son muy buenos evaluando. Al final, saben decir “funciona, no funciona””, afirma el ministro, que “piensa que interesaría a los franceses”.