Emy Fortin, 16 años: Me gustaría leer más novelas quebequenses, porque Voltaire y todos esos libros creo que ya no son relevantes. Son libros difíciles y no a todos en la escuela les gusta mucho el francés.

Louvia Labarthe, 15 años: No estoy de acuerdo. Los mensajes suelen seguir siendo los mismos entre generaciones de autores, y eso es lo interesante de descubrir al leer los clásicos.

Amarylis Alvarez Tavarez, 16 años: Nosotros, en el periódico, creo que sería divertido si leyéramos más. Encuentro que no le damos suficiente espacio a la lectura [los estudiantes presentes en la mesa redonda provienen de grupos del programa regular y del programa PEI enriquecido].

Raphaëlle Picard, 16 años: ¡Sí! Hosanna o la Scheherazade de los pobres, de Michel Tremblay, que se presentó en el Théâtre du Trident. Las obras que fuimos a ver en el pasado con la escuela me resultaron menos atractivas, pero esta me atrapó por completo. Me hizo querer aprender más sobre el autor y posteriormente leí algunos de sus libros.

Raphaëlle Picard: Creo que es bueno ver a personas que nacieron aquí, que crecieron aquí y que están haciendo esto. Realmente me gustaría hacer arte cuando sea mayor. Es genial ver a estas personas y pensar que podría ser yo.

Antonin Girard, 16 años: Me parece triste que la mayoría de los quebequenses no consuman la cultura que se crea a su alrededor.

Emy Fortin: Algunos no hacen ninguna referencia a la cultura quebequense. Es simplemente americano. Me entristece un poco el corazón.

Joseph Landry, 15 años: Seguro que entender las reglas nos ayudará en el futuro. Escribimos gramática, pero nos ayuda a hablar mejor.

Auguste Uhde, 16 años: La gramática es una herramienta para crear arte, al igual que para escribir. Pero ahora mismo lo que está pasando es que la gente ya no quiere leer ni escribir. Por lo tanto, no ven el sentido de la gramática porque no se ven a sí mismos usándola.

Tizé Daniel Semi Bi, 16 años: La gramática es importante porque el francés es un idioma muy bonito y si no tienes las herramientas no podrás expresarte. Si das una conferencia, no podrás expresarte en un lenguaje más popular. Hay que tener un lenguaje fuerte.

Amarylis Alvarez Tavarez: Es muy importante tener un buen idioma, pero lamentablemente noto que los jóvenes de hoy en día hablan de una manera muy vulgar. Sí, el francés de Quebec es bueno, pero también es bueno tener un idioma limpio y bien expresado.

Antonin Girard: Buena ortografía, buena dicción, hermoso lenguaje, nos permiten acceder a las esferas intelectuales de la sociedad, pero si lo pensamos bien, son herramientas de dominación. Si no los dominas, te quedas en la clase trabajadora. Una sociedad que tuviera un lenguaje más universal sería una sociedad más igualitaria.

Emy Fortin: ¡Me encanta leer, pero odio la gramática! [El grupo se ríe a carcajadas] Sé que es importante, pero no es algo con lo que me resulte fácil. Como dice Antonin, la gramática es desigual para todos. Me gustaría poder escribir incluso si no tengo buena gramática y ver lo que hago en su conjunto, en lugar de señalar que falta una «e» al final de una palabra.

Louvia Labarthe: Creo que hay algo hermoso en seguir escribiendo en papel. Es más fácil escribir a mano que en la computadora. Es como si las ideas surgieran más fácilmente y fuera más elocuente.

Emy Fortin: A veces usamos un iPad con el diccionario en línea Usito. Con esto tienes todas las conjugaciones y todas las palabras. Lo encuentro más práctico que un diccionario donde lleva mucho tiempo buscar algo.

Emy Fortin: En nuestra clase hacemos muchas mesas redondas. Es menos tradicional que la presentación, donde la persona avanza y el papel tiembla. Hablamos en grupo sobre el libro que leímos y además es el que más vergüenza de la clase habla. Quita el estrés.

Joseph Landry: También nos permite compartir nuestra comprensión del libro y comparar nuestras opiniones. Cuando leímos El último día de un convicto [de Víctor Hugo], hicimos “citas rápidas” literarias en las que hablábamos con una persona durante dos minutos sobre un aspecto del libro y luego cambiábamos de lugar.