(Londres) La enfermera británica Lucy Letby, condenada en agosto de 2023 a cadena perpetua por matar a siete recién nacidos, volvió a comparecer el miércoles ante los tribunales por intento de asesinato de otra niña en el hospital donde trabajaba.

Lucy Letby, de 34 años, está acusada de intentar matar a un recién nacido prematuro, al que el tribunal se refiere como «Baby K», en el hospital Countess of Chester, en el noroeste de Inglaterra, en febrero de 2016.  

El fiscal Nick Johnson afirmó que la exenfermera fue “prácticamente sorprendida en el acto” por un pediatra mientras movía el tubo de respiración del recién nacido.

No tiene posibilidad de apelar esta sentencia, dictaminaron los tribunales británicos a finales de mayo.

Sin embargo, al final del primer juicio, el jurado no había llegado a un veredicto sobre otros seis intentos de asesinato de los que se le acusaba. De ahí este nuevo procedimiento relativo a uno de ellos, “Baby K”, que debería durar de dos a tres semanas.

Lucy Letby, que se sentó en el banquillo el miércoles, niega haber intentado matar al bebé.  

«Es importante subrayar que las condenas anteriores no prueban esta acusación», defendió su abogado Ben Myers.

El fiscal, por su parte, pidió al jurado que no olvide las condenas anteriores de la enfermera a la hora de tomar su decisión.  

Esta joven, cuyas motivaciones hasta la fecha nunca han sido esclarecidas, trabajaba en la unidad de cuidados intensivos del hospital Countess of Chester, en el noroeste de Inglaterra.  

Entre junio de 2015 y junio de 2016, Lucy Letby inyectó aire por vía intravenosa a recién nacidos prematuros, utilizando sus sondas nasogástricas para enviar aire o una sobredosis de leche a sus estómagos.

La enfermera atacaba a los recién nacidos después de que sus padres se habían ido, cuando la enfermera a cargo se alejaba o por la noche cuando ella estaba sola. Luego, en ocasiones, se unió a esfuerzos colectivos para salvar a estos bebés e incluso ayudó a padres desesperados.