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Panamá se encuentra en medio de una crisis migratoria sin precedentes en la región. En 2023, más de medio millón de migrantes han cruzado el peligroso Tapón de Darién, una región selvática que se ha convertido en un corredor crucial para aquellos que buscan llegar a los Estados Unidos. Este flujo masivo de migrantes no solo se debe a la búsqueda de mejores oportunidades, sino que también está impulsado por las complejas situaciones políticas y económicas en varios países de América Latina.

Un reciente estudio presentado por el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps) revela que la percepción de la migración en Panamá es ambivalente. Aunque la mayoría de los panameños no expresan abiertamente rechazo hacia los inmigrantes, una parte significativa de la población considera que la migración venezolana tiene efectos negativos, especialmente en la economía y la cultura. Según el informe, un alto porcentaje de encuestados piensa que esta migración afecta negativamente la economía y la cultura nacional, lo que refleja la tensión entre la empatía hacia los migrantes y el temor por las repercusiones económicas y sociales.

A pesar de estas preocupaciones, la sociedad panameña muestra cierto apoyo a la provisión de servicios sociales a los inmigrantes, aunque este respaldo disminuye cuando se trata de venezolanos o españoles. Esta paradoja refleja una mezcla de compasión y alarma ante los desafíos que plantea la migración masiva.

El Tapón de Darién se ha convertido en un símbolo de la presión migratoria en Panamá. En 2022, más de 150,000 venezolanos cruzaron esta inhóspita selva, lo que obligó a muchos a tomar rutas peligrosas para llegar al norte. A pesar de ser un país receptor de migrantes, el informe destaca que la acogida en Panamá está amenazada por las crecientes tensiones económicas y la percepción de competencia por recursos limitados.

Ante esta crisis, el gobierno de José Raúl Mulino ha implementado diversas medidas, incluido el cierre de la frontera para reducir el flujo migratorio y la solicitud de cooperación internacional para gestionar la crisis de manera más efectiva. En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Mulino enfatizó la complejidad de la situación migratoria en Panamá y la necesidad de apoyo internacional para hacer frente a los desafíos que plantea la migración.

La crisis migratoria en Panamá, especialmente en el Tapón de Darién, no solo representa un desafío humanitario, sino también político y económico. La inestabilidad en países como Venezuela continúa siendo un factor determinante en los flujos migratorios, y la respuesta de Panamá dependerá en gran medida de la cooperación internacional y las políticas que se implementen en el futuro.