El comité que otorga el Premio Nobel de la Paz condenó este miércoles los registros y detenciones «infundados» realizados la víspera en Rusia contra la ONG Memorial, coganadora del premio 2022.
El comité noruego «deplora la detención y el enjuiciamiento» del presidente de la ONG Ian Ratchinski y otras figuras de Memorial, señaló en un comunicado de prensa su presidenta, Berit Reiss-Andersen. «Los cargos en su contra son infundados y deben retirarse», dijo el comité, cuyas reacciones a la noticia son raras.
En octubre pasado, Memorial recibió el Premio Nobel de la Paz, junto con el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles (CCL) y el activista bielorruso Ales Beliatski, encarcelado en su país. Memorial, objeto oficial de una orden de disolución de las autoridades rusas, anunció el martes la apertura de una causa penal contra Oleg Orlov, una de las figuras de la ONG.
Más temprano ese día, la policía rusa allanó las casas de al menos nueve empleados o sus familiares, incluidos Oleg Orlov y Ratchinsky, así como la oficina de Memorial en Moscú. Estas medidas siguen a la apertura a principios de marzo de un caso por «rehabilitación del nazismo» contra Memorial, dijo la ONG especializada en la defensa de los derechos humanos y la investigación de crímenes de la era soviética. Según Memorial, las autoridades lo acusan de haber incluido en su lista de víctimas de las represiones soviéticas los nombres de tres personas que habrían sido condenadas por “traición a la patria” o colaboración con el régimen nazi.
Leer tambiénMaria Ressa, Premio Nobel de la Paz: “Big tech es como la industria tabacalera. Saben que lo que están haciendo está mal».
La ONG, fundada en 1989 bajo la dirección de Mikhail Gorbachev, había calificado anteriormente estos procesamientos como absurdos. Documentó los crímenes de la URSS durante más de 30 años, recopilando archivos, montando exposiciones y presionando al Estado para que reconociera su responsabilidad. Durante el anuncio de su premio Nobel, Oleg Orlov había criticado la invasión de Ucrania por parte de su país, diciendo que sentía «dolor y vergüenza permanentes ante los horrores» cometidos por el ejército ruso.
