(Montreal) El polen de las malas hierbas aumenta el riesgo de problemas respiratorios en los niños, incluido el asma, según un nuevo estudio que revela que la cubierta arbórea protege a los niños del desarrollo de asma relacionada con este tipo de polen.
El polen de malezas produce los mismos tipos de síntomas que el polen de los árboles, como tos, picazón en los ojos e irritación del tracto respiratorio.
Sin embargo, el aumento del riesgo de desarrollar asma no es enorme, precisa el autor principal del estudio, Éric Lavigne, profesor adjunto en la Escuela de Epidemiología y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ottawa. “Pero pensamos que si estás expuesto a un nivel muy alto, puede tener mayor importancia”, afirma.
El vínculo entre el asma y el polen en general ya se había informado en otros estudios, dijo, pero no con respecto al polen de malezas.
El equipo de investigación de Lavigne utilizó una base de datos sobre asma de Ontario por grupo de edad y analizó datos durante un período de ocho años para identificar casos de asma que ocurren en niños entre el nacimiento y los seis años.
“Cuando hay niveles de polen potencialmente más altos, podemos estar más atentos, especialmente si sabemos que nuestro hijo va a ser más vulnerable o susceptible a los síntomas del polen”, menciona. Esto también se aplica a otros tipos de polen, como el de la hierba o el de los árboles.
Lavigne argumentó que las ciudades y municipios tienen programas para combatir las malezas, incluidas brigadas que arrancan y eliminan adecuadamente las malezas.
Tiene la esperanza de que los resultados de su estudio, publicado por primera vez en el European Respiratory Journal, animen a otras ciudades a seguir su ejemplo.
“Creemos que hay varios factores que pueden influir en la ecuación para garantizar que la copa de los árboles tenga un efecto protector sobre el desarrollo del asma”, dijo Lavigne, quien también es epidemióloga principal en Health Canada.
“La copa de los árboles garantizará que los niños puedan estar expuestos a un lugar donde tal vez se produzca una reducción del estrés, tal vez se diviertan más al aire libre, su nivel de actividad física sea bueno, tal vez eso ayudará a mitigar los impactos del calor”, explica.
Los árboles también aportan beneficios en términos de contaminación del aire. “Sabemos que cuando hay árboles, de alguna manera se puede amortiguar la exposición a la contaminación del aire, y sabemos que la contaminación tiene un efecto sobre el asma”, afirma el investigador.
Lavigne cree que los resultados de su estudio podrían tener implicaciones para el trabajo de los planificadores urbanos cuando se trata de pensar en el desarrollo de parques. También hay que tener en cuenta otros factores como el tipo de árbol, ya que ciertos pólenes de árboles son más alergénicos que otros.