Nueve personas sospechosas de pertenecer a una red de proxenetas dentro de la comunidad china fueron acusadas y puestas en prisión preventiva por “proxenetismo agravado en banda organizada”, “asociación criminal” y “blanqueo de dinero” el 12 de diciembre, según informó Le Figaro. la Oficina Central para la Represión de la Trata de Seres Humanos (OCRTEH), que lideró la investigación con la policía judicial.
La red, descrita como un “Sex Tour”, hacía circular prostitutas por toda Francia. Operaba en particular en la región parisina, en Sens (Yonne) y en Clermont-Ferrand (Puy-de-Dôme), precisa la OCRTEH. Siete de los acusados, que tienen entre 35 y 50 años, son sospechosos de haber dirigido la parte de proxenetismo de la red y otros dos, de unos veinte años, de haber blanqueado dinero procedente de la prostitución. Cuatro víctimas fueron detenidas y luego interrogadas por los investigadores.
“Los proxenetas son hombres pero también mujeres. Se contaron varias parejas. Los hombres se encargaron de la parte logística de la red y las mujeres de los pases en los alojamientos”, explica Lénaïg Le Bail, directora de la OCRTEH, que constata un aumento de este tráfico desmaterializado desde la crisis sanitaria.
Las víctimas fueron reclutadas en las redes sociales y la trata se produjo principalmente a través de sitios de citas de carácter sexual, lo que demuestra, continúa, “una uberización de la prostitución” en Internet. Luego se alquilaron alojamientos en diferentes ciudades, por períodos muy cortos, mencionando una ubicación que cambiaba según los movimientos muy frecuentes de las víctimas por parte de los proxenetas. «Así, las víctimas no podían formar ningún vínculo a su alrededor, eran entonces más vulnerables», subraya el comisario, que precisa que la red representaba a una decena de prostitutas, obligadas a «hacer pases en cadena, potencialmente durante todo el día».
El dinero del tráfico era luego blanqueado por dos “shoppers”, es decir, personas encargadas de hacer desaparecer el dinero comprando artículos de lujo de marcas francesas. Luego, los artículos fueron enviados a China para ser revendidos. Durante los registros, los investigadores incautaron 240.000 euros en bienes, así como 60.000 euros en efectivo y cuentas bancarias. «Las sumas no son tan considerables, porque la red blanqueó el dinero muy rápidamente», precisa Lénaïg Le Bail, quien añade que la investigación ahora debe recurrir a la cooperación con China para rastrear la totalidad del sector.
Los investigadores fueron puestos sobre la pista de esta red en 2021, tras la denuncia de una víctima de actos de violencia, en el sur de Francia. La fiscalía de Toulon fue entonces intervenida y la investigación condujo al encarcelamiento y luego a la expulsión a China de su proxeneta. «Trabajando con estas dos personas pudimos rastrear el séquito y luego el sector», explica Lénaïg Le Bail, quien precisa que a partir de ahí, los jefes de la red fueron localizados rápidamente en la región parisina y las investigaciones se confiaron. a un juez de instrucción de Bobigny.