Las Naciones Unidas indicaron el miércoles 10 de enero que uno de sus helicópteros se había «estrellado al aterrizar» en Somalia y que los pasajeros podrían haber sido tomados como rehenes por los islamistas radicales Shebab.

El helicóptero, con nueve pasajeros y tripulantes a bordo, «se estrelló al aterrizar» a unos 70 kilómetros al sureste de Dhusamareb, capital del estado central de Galmudug, según un memorando interno de la ONU al que tuvo acceso la AFP. El incidente se produjo en un territorio que se cree que está bajo el control del grupo islamista Shebab y seis pasajeros podrían haber sido tomados como rehenes por los yihadistas, «aunque esto no pueda ser verificado de forma independiente», se escribe en esta nota.

Un pasajero murió en circunstancias poco claras, mientras que otros dos lograron huir a lugares desconocidos, continúa. El personal era contratistas y no personal de la ONU, decía el memorando, que mencionaba a una persona de nacionalidad somalí. No se especificó la nacionalidad de las demás personas a bordo.

«Todos los vuelos de las Naciones Unidas han sido suspendidos temporalmente en los alrededores hasta nuevo aviso», decía el memorando. Cuando se contactó a los funcionarios del gobierno somalí no respondieron en este momento. Preguntado sobre este caso, el portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, indicó que «un incidente que involucra a un helicóptero contratado por la ONU, ocurrido hoy (miércoles) en Galmudug, Somalia».

«Se están realizando esfuerzos», dijo a los periodistas en Nueva York. «Por el bien de todos los que estamos a bordo, no vamos a decir nada más en este momento», añadió. «Estamos totalmente comprometidos a intentar resolver esto». Según una nota separada enviada a una agencia de la ONU en Somalia consultada por la AFP, en Galmudug se produjo «un trágico incidente con la caída de un helicóptero», pero no había personal de la ONU a bordo.

Shebab lleva más de 16 años luchando contra el gobierno federal somalí, apoyado por la comunidad internacional. Washington los considera un grupo terrorista desde 2008. Expulsados ​​de las principales ciudades en 2011-2012, siguen establecidos en amplias zonas rurales del centro y sur del país, desde donde perpetran periódicamente ataques contra objetivos de seguridad. políticos y civiles.

El gobierno del presidente Hassan Cheikh Mohamoud lanzó una gran ofensiva en agosto de 2023, apoyado por el ejército estadounidense y la fuerza de la Unión Africana presente en el país (Atmis), que, tras permitir la reconquista de territorios en el centro del país, se encuentra actualmente en un punto muerto.