Este sábado 15 de abril alrededor de las 9 de la mañana, los habitantes de Jartum, capital de Sudán, son arrancados del letargo del Ramadán por el sonido de los disparos. El general Daglo, conocido como «Hemetti», ha enviado a miembros de sus Rapid Support Forces (RSF) al cuartel general de su rival el general Burhane al frente del ejército regular, y que gobierna el país desde un golpe de estado en 2021. Próximamente , los tanques invaden las calles. Desde el cielo, la fuerza aérea responde bombardeando. Dos ejércitos se enfrentan en la ciudad.

Cuatro días después, la situación sigue siendo confusa en las zonas controladas. La población está recluida en sus casas, observando los combates desde las ventanas. ¿Quiénes son los dos hombres detrás del caos?

Su primera colaboración se remonta a la época del régimen de Omar al-Bashir. Abdel Fattah al-Burhane es comandante de las fuerzas terrestres cuando se encarga de la lucha contrainsurgente contra los rebeldes de Darfur, presa de una guerra civil desde 2003. «Hemetti», por su parte, comanda una numerosa milicia árabe denominada Janjaweed, que el gobierno envía para reprimir brutalmente a los grupos rebeldes no árabes en esta región occidental de Sudán.

Los dos hombres luego se encuentran en Yemen en 2016, cuando el primero coordina el envío de tropas sudanesas para apoyar al gobierno contra los rebeldes hutíes acusados ​​de vínculos con Irán. El segundo, todavía lidera sus milicias rebautizadas como RSF en 2013. Omar el-Bashir también le confía la gestión de las minas de oro en Sudán. La extracción se confía a empresas internacionales y el oro se transporta a Dubai, para ser vendido allí.

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En 2019, cuando tras treinta años en el poder, el dictador Omar el-Béchir fue derrocado por la protesta popular, los dos hombres se encontraron dentro del “Consejo Soberano”, organismo encargado de la transición a la democracia con una coalición civil. En octubre de 2021, el general Burhane derrocó al gobierno de transición y estableció un régimen militar. Se convierte en el líder de facto del país. Obligado a tener en cuenta las fuerzas presentes, toma al general Daglo como su segundo. Una alianza que varios investigadores califican como “matrimonio forzado”.

Muy rápidamente, aparecen las diferencias entre los dos hombres. «Hemetti» retoma la causa de la vuelta al poder civil. Un tema en particular tensa las tensiones: la integración de la FSR en el ejército regular. Esta milicia se ha reforzado de manera deslumbrante, al punto de igualar en poder al ejército nacional. De ahí el deseo del general Burhane de traer a su redil a los aproximadamente 100.000 soldados que lo componen.

Desde su putsch, un verdadero golpe en la espalda de la coalición civil, ésta ve en el general Burhane al heredero o incluso a la extensión del régimen islámico-militar de Omar el-Béchir. Mohamed Hamdane Daglo, por otro lado, encabeza un retorno al gobierno civil, así como un escudo contra el Islam político. En 2019, en el momento de la ola de manifestaciones reprimidas por el ejército, sus RSF se negaron a disparar contra la multitud e intervinieron entre esta y los soldados.

“Los civiles se dijeron a sí mismos: Hemetti está de nuestro lado. Sin embargo, esta posición es cada vez menos convincente”, comenta John Goodman, director del centro de la Universidad de Syracuse Strasbourg y especialista en la región. «Al hacerse pasar por un defensor, ¿quizás se imagina que podría ganar unas elecciones?». De hecho, en agosto pasado, cuando se le preguntó sobre su intención de presentarse a las elecciones previstas para julio de 2023, «Hemetti» dejó la puerta abierta a esta eventualidad: «No tengo la ambición de postularme (…) pero si vemos que Sudán se dirige hacia el abismo, allí estaremos, somos parte del pueblo sudanés”, afirmó en una entrevista con la BBC en árabe.

Comunicador experto, está activo en Facebook, Instagram e incluso TikTok, para dirigirse a las generaciones más jóvenes. Desde el 15 de abril, también ha estado haciendo entrevistas en los canales de televisión del Golfo.

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“Detrás de la lucha entre dos hombres, es en realidad una lucha entre dos sistemas de poder, subraya John Goodman. Sudán ha estado plagado de luchas tribales desde su independencia en 1956. Tiene una larga historia de rebeldes de las periferias, Darfur en particular, desafiando el poder. Burhane proviene de las comunidades de la zona del Nilo, en el centro, que siempre han tenido el poder, mientras que Hemetti representa a las tribus periféricas en la frontera con Chad, explica el investigador. Si toma el poder, sería casi inaudito en Sudán”.

Los dos hombres también se benefician cada uno de su propio apoyo fuera de las fronteras. Procedente de las filas del ejército y de la academia militar egipcia, Abdel Fattah Al-Bourhane cuenta con el favor del mariscal Al-Sissi, quien considera a Sudán su patio trasero. Unas horas antes de que estallara la guerrilla el sábado, se estaban realizando ejercicios conjuntos entre los ejércitos sudanés y egipcio. Por su parte, ‘Hemetti’, que envió a sus hombres a luchar en Yemen en 2016 en nombre de los emiratíes, sigue muy cerca del Gobierno de Abu Dabi. También reclama cercanía con los rusos, a los que dijo estar abierto a conceder una base naval en la costa sudanesa del Mar Rojo.