Le Figaro Burdeos
“Sus ataúdes o sus maletas” estaba escrito en el telón de cierre de la mezquita de Pessac la noche del 4 al 5 de noviembre. En los edificios públicos que lo rodean se podía leer también: “Francia a los franceses”. Una “expresión de islamofobia en su versión más odiosa”, reacciona a Le Figaro, Abdourahmane Ridouane, director del lugar de culto y presidente de la asociación Rally de los Musulmanes de Pessac, propietaria del mismo. Atacada varias veces y por cuarta vez por etiquetas de odio, la comunidad creó un equipo de vigilancia formado por fieles durante las oraciones.
“Ver a fieles con chalecos amarillos escaneando los alrededores para que otros fieles puedan orar me desgarra el corazón. Ya no hay límites, la gente confunde todo, es una locura. Estamos dando la espalda a los derechos humanos que han hecho grande a nuestro país”, afirma el director de la mezquita. Antes de añadir, no sin ira: “Este clima de miedo y odio crea vocaciones intolerables entre personas frágiles que actúan pensando que protegen a su comunidad. ¡Somos parte de la misma nación, no podemos poner a la policía detrás de cada individuo! Cualquier acto de violencia en nombre de la religión es condenable, no es taqîya (arte de disimulo que autoriza a los terroristas a violar las reglas del Islam para integrarse mejor en la población, nota del editor) decirlo”.
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“El alcalde condena estas inscripciones y deplora que a través de ellas pretendamos enfrentar a los franceses entre sí”, declara el ayuntamiento de Pessac. “En cuanto a la seguridad, no se trata de una vigilancia en sentido estricto, pero, a menos que haya una emergencia en otro lugar, la policía municipal patrulla los alrededores todos los viernes”, especifica Stéphane Marie, teniente de alcalde de Seguridad, confirmando las informaciones de Sud Ouest. La policía nacional también realiza patrullas en aplicación del plan nacional de protección de los lugares de culto.
Afectado por una orden de cierre adoptada en marzo de 2022 por la ex prefecta de Gironda, Fabienne Buccio, quien consideró que “la asociación que gestiona este lugar de culto y el presidente de este último estaban difundiendo en particular en las redes sociales mensajes y escritos de terceros partes que puedan provocar violencia, odio o discriminación y que puedan alentar la comisión de actos de terrorismo”, la mezquita de Pessac finalmente permaneció abierta tras una decisión sumaria del Consejo de Estado. La institución judicial consideró entonces que el decreto prefectural era desproporcionado a pesar del “carácter cuestionable” de las publicaciones del director de la mezquita, que había suprimido. Según el ayuntamiento de Pessac, la Asamblea de Musulmanes, instalada en la ciudad desde 2013, no plantea más problemas que los de aparcamiento y los problemas vecinales, “rápidamente resueltos, que suelen rodear los lugares de culto”.