Cuatro miembros de la embajada iraní en Bakú fueron expulsados el jueves 6 de abril por Azerbaiyán, en un contexto de crecientes tensiones entre ambos países. Bakú acusa en particular a Teherán de haber fomentado un intento de golpe de Estado.
Las expulsiones, una forma de vigorosa protesta diplomática, se producen después de meses de enconados intercambios entre Azerbaiyán e Irán, dos potencias petroleras rivales que se acusan mutuamente de injerencia.
En enero, Bakú anunció la suspensión de las actividades de su embajada en Irán después de que fuera blanco de un ataque con armas automáticas que dejó un muerto y dos heridos. Durante una citación este jueves al Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán, el embajador iraní fue notificado de que cuatro miembros de la representación iraní en Bakú fueron “declarados persona non grata”.
Estas cuatro personas, que tienen 48 horas para abandonar el territorio, están siendo expulsadas «por sus actividades incompatibles con su estatus diplomático», dijo la diplomacia azerbaiyana en un comunicado. Durante la convocatoria, Bakú “expresó al embajador iraní su fuerte descontento por las recientes provocaciones de su país respecto a Azerbaiyán”, añadió la misma fuente. Bakú no explicó de inmediato de qué fueron acusados los miembros de la embajada expulsados, pero horas antes las autoridades azerbaiyanas anunciaron el arresto de seis personas acusadas de planear un golpe de estado por orden de los servicios secretos iraníes.
Los seis sospechosos, azerbaiyanos, «fueron reclutados por los servicios secretos iraníes para desestabilizar la situación en el país», dijeron en un comunicado el Ministerio del Interior y la Fiscalía General de Azerbaiyán. Su misión era «formar un ‘grupo de resistencia’ encargado de establecer un estado gobernado por la Sharia (ley islámica) en Azerbaiyán a través de la desestabilización armada y el derrocamiento violento del orden constitucional», agregaron.
Los seis hombres “hacían propaganda del extremismo religioso favorable a Irán, cumpliendo órdenes del exterior destinadas a socavar la tradición de tolerancia en Azerbaiyán”, según la misma fuente. Si no fue posible verificar los méritos de estas acusaciones de forma independiente, en cualquier caso se suman a las tensiones que han seguido creciendo entre Irán y Azerbaiyán en los últimos años. Tras los tiroteos contra la embajada de Azerbaiyán en Teherán en enero, atribuidos por las autoridades a un iraní casado con una azerbaiyana que actuaba por motivos “personales”, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, había denunciado un “ataque terrorista”.
No obstante, la diplomacia azerbaiyana había descartado cualquier “ruptura de relaciones diplomáticas” a pesar del cese “temporal” de operaciones en su embajada en Teherán. Las relaciones entre Bakú y Teherán han sido tradicionalmente delicadas, siendo Azerbaiyán de habla turca un aliado cercano de Turquía, un rival histórico de Irán. Bakú también compra armas a Israel, otro gran opositor de las autoridades iraníes.
Azerbaiyán también acusa a Irán de apoyar a Armenia en la disputa territorial que enfrenta a Bakú con Ereván desde hace tres décadas. Por su parte, Irán, hogar de millones de azeríes, un grupo étnico que vive principalmente en Azerbaiyán, Irán y Rusia, ha acusado durante mucho tiempo a su vecino de avivar el sentimiento separatista en su territorio. Esta crisis diplomática entre Teherán y Bakú llega también en un momento en el que Irán intenta normalizar sus relaciones con Arabia Saudí, su gran rival en Oriente Medio.