Le Figaro Niza

Se han cumplido ya diez años desde que se iniciaron las obras del túnel de Col de Tende (Alpes Marítimos), localidad fronteriza con Italia. Y desde hace diez años, los habitantes del valle de Roya y del Piamonte están impacientes por poder volver a utilizar esta ruta de tres kilómetros. Esta ruta supone un importante ahorro de tiempo para muchos trabajadores transfronterizos. La excavación de un segundo acceso, para permitir el tráfico en ambos sentidos, pretendía facilitar la vida cotidiana de estos usuarios, llenos de optimismo al inicio de este proyecto en 2013. Pero después de mucho revuelo en torno a este proyecto de gran envergadura, el anuncio de otro retraso ahora es exasperante. Este lunes, en el lado italiano, unas 300 personas se manifestaron hartas ante la entrada del túnel.

La reapertura había sido anunciada para junio de 2024, justo antes del verano, ideal para relanzar el comercio. Desgraciadamente, el diario La Stampa reveló la semana pasada que el calendario tampoco se cumpliría. El retraso superará ahora los tres años. “Es la cronología de una quiebra”, lamenta Jean-Pierre Vassalo, alcalde de Tende. “Sólo tenemos malas sorpresas”, lamenta también Sébastien Olharan, concejal de Les Républicains de Breil-sur-Roya. Esto pone en peligro las empresas del mercado de Cuneo y separa a las familias, señalan. Acceder a la estación de esquí de Limone, en Italia, se convierte en una carrera de obstáculos. Y su asistencia se resiente.

Desde el inicio de sus operaciones, el túnel “bis” de Tende vivió aventuras que distan mucho de ser técnicas. La primera empresa encargada del sitio por la empresa italiana de carreteras fue condenada por apropiación indebida de materiales. Tras una segunda licitación, una nueva empresa gestiona el sitio desde 2017, pero no avanza mucho más rápido. “Vivo allí y, sin entrar en la obra, me doy cuenta de que las cosas no se mueven”, se enfurece Jean-Pierre Vassalo, que intenta contar a los pocos trabajadores presentes. También retrasada por la devastadora tormenta Alex, la entrega del nuevo túnel sigue posponiéndose. Primero en octubre de 2023. Luego en junio de 2024. Luego “lo antes posible”, exaspera el concejal de Tende. “Seguí diciendo que no lo lograríamos, ¡nadie me escuchó!”, añade.

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Lo recalcó durante una reunión intergubernamental en diciembre de 2022, y luego nuevamente durante un consejo estratégico con el Ministro de Transición Ecológica, Christophe Béchu, hace dos semanas. Este expediente no concierne sólo a Italia, aunque sea ésta la responsable de la gestión del sitio. El Estado francés y las autoridades locales (departamentales y regionales) financian cerca del 42%. Con 250 millones de euros (alrededor de 150 millones originalmente), el billete empieza a contar. “Y nadie se dio cuenta en el momento”, lamenta Jean-Pierre Vassalo. ¡Debemos darnos cuenta de que estamos en problemas, de que el gobierno francés está despertando! Mientras tanto, un servicio de transporte ferroviario conecta ambos lados de la frontera, con salidas por la mañana y regresos únicamente por la tarde.

El pasado mes de octubre, el presidente del consejo departamental de Maralpin, Charles-Ange Ginésy, también expresó su preocupación por los difíciles avances en el lugar. Una vuelta atrás hacia el túnel original podría haber parecido una solución a la crisis. “Pido una vez más al Estado que intervenga con todo su peso, pedimos a las autoridades francesas e italianas que mantengan el proyecto de doble vía”, insistió. “En 2024, volveremos al punto de partida de 2013, después de haber gastado 250 millones de euros…”, sigue molesto Jean-Pierre Vassalo. “Las empresas italianas hacen lo que quieren mientras nosotros las financiamos, la gente está más que harta”, se queja Sébastien Olharan. Contactado por Le Figaro, el Ministerio de Transportes no respondió a nuestras solicitudes.

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Se supone que 180 trabajadores estarán en el lugar todos los días para acelerar las operaciones. Edoardo Rixi, ministro responsable de Infraestructuras y Movilidad de Italia, prometió incluso la continuidad de las operaciones durante los días festivos. ¿Será esto suficiente? El lunes por la mañana también se celebró una reunión entre los alcaldes italianos y el prefecto local. Los franceses no fueron invitados, pero entre los funcionarios electos aún se corrió la voz. “¡Borroso!”, sintieron. Las autoridades habrían mantenido la posibilidad de una reapertura en junio, pero en la configuración original y con una especie de coche de seguridad para allanar el camino. Pero para Jean-Pierre Vassalo, la realidad es que “ya nadie lo cree”.