Enviado especial a Nogaro

Ante la pregunta de si actualmente es el mejor velocista del planeta en Bayona, tras su victoria en la tercera etapa, Jasper Philipsen, el modesto triunfo, se cita en París para hacer balance. Pero el velocista de la formación Alpecin-Deceuninck ya ha dado un poco de respuesta este martes a Nogaro al volver a ganar el sprint con un suspiro por delante de Caleb Ewan (Lotto-Dstny). Aquí está ahora con cuatro victorias en la Grande Boucle, dos seguidas este año (primer velocista en hacer un doblete desde Groenewegen en 2018) y dos el año pasado.

“Ganar dos veces seguidas es súper difícil, estoy muy orgulloso de haberlo logrado teniendo el privilegio de tener a Mathieu van der Poel a mi lado. Pocos corredores tienen esta oportunidad”, admitió el ganador de la jornada, quitándose el sombrero ante su compatriota. Porque si Philippsen se cubre de laureles, en parte se lo debe al trabajo de Van der Poel, formidable trampolín en el sprint del martes, como el día anterior en Bayona. «Cuando tienes a alguien como Mathieu contigo, incluso en una situación difícil en la que todo está perdido, consigue llevarme al frente», admitió ante el micrófono de France Télévisions.

“Nuestro equipo gira en torno a mí y Mathieu van der Poel. No hay ningún escalador o corredor que apunte a la clasificación general, así que podemos centrarnos exclusivamente en los sprints y las etapas de Mathieu van der Poel, lo que nos da una ventaja”, explica el ciclista de 25 años lanzado en una tremenda espiral de éxito. De los que han hecho fama a los más grandes velocistas como Mario Cipollini (cuatro sprints victoriosos en 1999), Mark Cavendish (seis en 2009) o más recientemente Marcel Kittel (cinco en 2017), estrellas del pelotón para quienes la victoria se llama victoria. en un ejercicio donde la mente y la confianza son primordiales.

Si bien el récord absoluto de éxitos en manos de Freddy Maertens (siete) aún está lejos, el nativo de Mol no pretende quedarse ahí. “Mi objetivo en este Tour era ganar etapas, ayer (lunes) logramos marcar esa casilla. Y queremos conseguir los puntos. (El maillot verde que se puso en Nogaró) será gol en este Tour”, advirtió el nuevo ogro del pelotón.

La mecánica del equipo Alpecin-Deceuninck está perfectamente engrasada de momento pero sigue siendo frágil. Lo volvimos a ver en la final del circuito de Nogaro, el belga estuvo a punto de ser arrollado por Caleb Ewan que remontó como una bala en los últimos metros. “Caleb (Ewan) estaba justo a mi lado, no tenía tanta confianza. Me alcanzó al final, estaba realmente muy nervioso”, admitió el que suele ser comparado con Tom Boonen.

Para mantener su invencibilidad, Philipsen también deberá tener cuidado de no salir demasiado dañado de los Pirineos, considerados «extremadamente delicados» al principio, y luego de los Alpes. Las próximas dos etapas afectarán inevitablemente a su frescura aunque sea uno de los velocistas que mejor limita el daño cuando sube el porcentaje. El estado de frescura de Mathieu van der Poel, su mejor baza de cara a la meta, también será determinante para batir récords.