“No hay Juegos Olímpicos, sin papeles”, corearon varias decenas de manifestantes este viernes por la mañana, cerca de la futura Arena de la Porte de Chapelle en construcción, que acogerá en particular las pruebas de bádminton y parabádminton durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024. Juntos entraron en la obra portando una pancarta que decía: “Los inmigrantes están parando el Gran París”. Allí, unidos bajo una misma bandera, varios colectivos -CNT SO, Gilets Noirs, CSP75, CSP20, CSP Montreuil y Droits Avant- se unen a los trabajadores indocumentados que exigen una regularización colectiva. “Después de la huelga y de la ocupación victoriosa de la obra de la Arena de la Chapelle el 17 de octubre de 2023, estamos decididos a continuar la lucha contra la maquinaria explotadora y a no dejar ir a los contratistas que buscan por todos los medios lavarse tus manos”, podemos leer en un comunicado de prensa de la CNT-SO.
“Estamos divididos, empleados por agencias de trabajo temporal, subcontratistas, filiales, tantos jefes de la Hidra que permiten que los patrones nos exploten. Pero es hora de pagar”, continúa la Confederación Nacional de Trabajadores. Según la CNT-SO, todavía hay muchos trabajadores trabajando en las instalaciones olímpicas, a veces con documentos falsos o con identidades falsas. Y esto, a pesar de los esfuerzos de la inspección del trabajo y de Solideo (Olympic Works Delivery Company) para intentar impedir la presencia de estos trabajadores ilegales en las obras olímpicas. En total, un centenar de personas en situación ilegal han sido identificadas tras varios cientos de controles realizados en los últimos meses, de las 30.000 personas que trabajan en las obras desde hace varios años, según cifras de Solideo, que aseguran » presentar denuncias sistemáticamente” contra las empresas en cuestión.
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Pero sobre el terreno, las asociaciones que defienden los derechos de los trabajadores hacen campaña para que las empresas se comprometan a contratar inmigrantes indocumentados, con contratos de trabajo de apoyo, para que puedan presentar expedientes de regularización a la prefectura. «Estamos en una situación grotesca, porque si los trabajadores indocumentados no tienen derecho a trabajar, no podrán solicitar su regulación», confió Etienne Deschamps, abogado de la CNT-SO, asegurando que algunos de estos trabajadores han sido trabajando “en las obras desde el principio”, e “incluso hemos hecho todas las obras para los Juegos Olímpicos”. «Nos burlamos de Qatar en otro momento, así que ciertamente no tenemos muertes en nuestras obras, pero tenemos inmigrantes indocumentados que trabajan en condiciones laborales bastante deplorables, los tenemos en abundancia», afirma.
Por lo tanto, verse excluidos permanentemente de las obras de construcción parece una tragedia para estos trabajadores, que necesitan un expediente completo y un cierto número de nóminas para tener derecho a la regularización. “Se supone que el estudio de los expedientes por parte de la prefectura durará 4 meses, pero actualmente son más bien 18 meses en París. Plazo durante el cual puede solicitar absolutamente la actualización de los documentos”, explica la abogada. En resumen, según él, para regularizarse, un «asalariado debe demostrar que ha trabajado en Francia durante un determinado número de años» y «trabajar a tiempo completo, ya que debe recibir un salario mínimo igual al salario mínimo».
“Algunas empresas no siempre siguen el juego”, confirma el despacho de Pierre Rabadan, teniente de alcalde de París encargado de Deportes y de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. En este sentido, en el verano de 2022, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, recordó a cada proyectista “sus obligaciones contra el trabajo ilegal, así como el respeto de la Carta en favor del empleo y el desarrollo territorial”. Desde entonces, el municipio parisino aseguró que Solideo “ha reforzado sus procedimientos preventivos y ha puesto en marcha, desde el inicio del curso escolar en septiembre de 2022, un sistema disuasorio para el control automatizado de la situación administrativa de todas las personas que trabajan en sus instalaciones”. Sin embargo, la posición de la mayoría socialista es clara: «queremos recordar que el trabajo ilegal resulta la mayor parte de las veces de situaciones e historias difíciles de personas presentes desde hace mucho tiempo en territorio francés, y que el Estado debería regularizarlos».