Después de dos siglos de neutralidad, luego de no alineación militar y dos años de negociaciones, Suecia se convirtió oficialmente el jueves en el 32º miembro de la OTAN, un paso importante para un país que hasta entonces había tenido cuidado de no provocar la ira de Moscú.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, viaja a Washington, donde el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, recibirá oficialmente los documentos de ratificación. Esto último se había obtenido mediante una dura lucha tras largas negociaciones con ciertos miembros de la Alianza.
Y la bandera sueca azul y amarilla deberá izarse el lunes frente a la sede de la OTAN en Bruselas.
Rusia prometió la semana pasada tomar «contramedidas» en reacción a la adhesión de Estocolmo, que dependerán «de las condiciones y el alcance de la integración de Suecia en la OTAN».
La adhesión de Suecia, tras la de Finlandia el año pasado, significa que todos los países ribereños del Mar Báltico, con excepción de Rusia, son ahora miembros de la Alianza Atlántica. Suecia y Finlandia, aunque militarmente cercanas a Estados Unidos por su membresía en la Unión Europea, históricamente han preferido mantenerse alejadas de la alianza formada durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Aunque Suecia contribuye a las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz, no ha experimentado una guerra desde un conflicto con Noruega en 1814.
Helsinki y Estocolmo anunciaron simultáneamente su candidatura para unirse a la OTAN en 2022, como reacción a la invasión rusa de Ucrania. Finlandia obtuvo su adhesión a la Alianza el pasado mes de abril, pero el proceso de adhesión de Suecia estuvo marcado por negociaciones con Turquía, que acusaron al país nórdico de indulgencia hacia los activistas kurdos refugiados en su suelo, considerados por algunos terroristas por Ankara.
Suecia también tuvo que lidiar con las reticencias del primer ministro húngaro. Viktor Orban ciertamente había dado su acuerdo de principio hace mucho tiempo pero, antes de completar el proceso, exigió “respeto” a Estocolmo, después de años de “denigración” de sus políticas. A finales de febrero, el Parlamento húngaro finalmente ratificó la membresía de Suecia en la OTAN.
Según una encuesta de radio SR difundida el viernes, la mayoría de los suecos cree que su país ha hecho «demasiados sacrificios» para convertirse en miembro de la OTAN, aunque admite que la seguridad de Suecia se ha visto reforzada con esta adhesión.
La adhesión de Suecia a la OTAN estuvo acompañada de un claro endurecimiento de la retórica de sus líderes: el comandante en jefe de las fuerzas armadas suecas, Micael Biden, declaró en enero que sus compatriotas «deben prepararse mentalmente para la guerra». Además de su candidatura a la OTAN, Suecia firmó a principios de diciembre un acuerdo que autoriza a Estados Unidos a tener acceso a 17 bases militares en su territorio.