Le Figaro Burdeos
El domingo, los gendarmes de Gironda la arrestaron y pusieron bajo custodia policial por “violencia con armas”. Unas horas antes, mientras aseguraba una cacería al margen de la carretera en Val-de-Virvée (ciudad situada a unos treinta minutos en coche de Burdeos), un cazador había sido atacado por un anti-caza. Conduciendo por la carretera principal, esta última se detuvo para expresar su oposición a esta actividad declarada y autorizada.
Al primer cazador se le había unido uno de sus compañeros cuando su crítico regresó junto a él, equipado con un bate de béisbol y una bomba lacrimógena, presentes en su coche. Aunque no pudo utilizar la primera arma -gracias a la intervención de un tercer cazador-, la activista logró lanzar gases a sus oponentes mientras huía hacia su coche.
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Mientras un cuarto cazador intentaba retenerla allí mientras esperaba la llegada de la policía, ésta, al volante de su coche, intentó huir poniendo el contacto, según nuestras fuentes. Durante la maniobra, golpeó a un primer caza mientras daba marcha atrás y luego derribó a un segundo mientras iba en dirección contraria. Ambos fueron evacuados por los bomberos al hospital de Libourne.
“Este caso demuestra una vez más la violencia física y verbal que pueden sufrir los cazadores en el ejercicio de su actividad”, reaccionó la Federación Departamental de Cazadores de Gironda al día siguiente de los hechos. “¡Esto tiene que parar! Ninguna persona debería sufrir violencia por diferencias de intereses y de opiniones”, clama la institución, brindando todo su apoyo a los cazadores víctimas de este ataque. El activista contra la caza detenido por los militares, aparentemente sobrio en el momento de los hechos, ya era conocido por los servicios de gendarmería.