Le Figaro Marsella
Al teléfono, a Daniel Castejón todavía le cuesta creerlo. “Cuando me hice cargo de ello, supe inmediatamente que era algo excepcional”, le susurra a Le Figaro. La semana pasada, la vida cotidiana de este criador de ostras afincado en Port-Saint-Louis-du-Rhône dio un vuelco cuando hundió las manos en las rocas de su criadero de ostras para recuperar los moluscos caídos al agua. “Cuando llegó el momento de bucear, hice un descubrimiento magnífico. ¡Pensé que era una roca grande y tuve que comprobar dos veces para darme cuenta de que era un ejemplar real!”, exclama.
Y vaya ejemplar: 30 cm de longitud y 2.360 kilos que pesan en la báscula, diez veces más que la ostra que suele recolectar el hombre que trabaja desde hace varios años en el negocio familiar, Camargue Coquillages. “A partir de 300 gramos ya hablamos de una ostra grande”, subraya Daniel Castejon. “Tuve la oportunidad de viajar a Japón, de ir a las lonjas de Barcelona y de ver especies grandes en mi vida. Pero cuando lo vi supe que era algo excepcional”, continúa, sin poder explicar el porqué de tal tamaño. En cualquier caso, la ostra supera el récord establecido anteriormente por un criador del Finisterre, que había capturado una ostra de 2,2 kilos en 2021.
La noticia se difundió rápidamente en la región, sobre todo después de un artículo de prensa publicado en el sitio web de France 3. “Durante unos días fue una especie de atracción”, bromea. “Pero no quería que pereciera, así que lo volví a poner en el agua para conservarlo. Leí una historia que me llamó la atención, la de la almeja más pesada del mundo. Había sido extraído y enviado a un laboratorio para estimar su edad. Fue asesinada cuando se intentó salir con ella. Es aberrante”, lamenta.
Daniel planea dejar la ostra en su entorno natural, en su granja. “En lugar de liberarla, la devolveré a mi complejo, en un bolsillo. Nos dijimos que sería una estupidez matarla y hay que agradecerle toda la visibilidad que nos da”, explica. La empresa familiar, que comercializa sus mariscos en Francia e internacionalmente, se ha visto afectada, como muchas otras personas del sector, por la difícil situación económica de los últimos años.
“La ostra no es un producto de primera necesidad, sino de placer. El sector sufre, sobre todo cuando la gente decide saltárselo en Navidad. Este animal nos brindó una gran exhibición y nos recuerda que en la Camarga hay una buena producción de ostras”, concluye Daniel.