Un destello de luz de energía récord, que llegó a la Tierra el año pasado después de un viaje de dos mil millones de años luz a través del cosmos, alteró las capas superiores de la atmósfera de una manera sin precedentes, según un estudio publicado el martes 14 de noviembre.
El 9 de octubre de 2022, los astrónomos detectaron una gigantesca explosión de rayos gamma, la forma más intensa de radiación electromagnética, un fenómeno provocado por los eventos más extremos del Universo, como las explosiones de estrellas gigantes.
Este estallido de rayos gamma, apodado BOAT (“El más brillante de todos los tiempos”), emitido a una distancia de unos dos mil millones de años luz, iluminó los telescopios durante sólo siete minutos, pero dejó una luz residual visible para los astrónomos aficionados durante siete horas.
Los potentes rayos activaron detectores de rayos en la India y activaron instrumentos dedicados a estudiar las erupciones solares. Los científicos pudieron determinar rápidamente su impacto en las comunicaciones por radio de onda larga en la parte inferior de la ionosfera (la capa superior de la atmósfera terrestre), entre 60 y 350 km de altitud.
Al seguir analizando el fenómeno, investigadores italianos y chinos observaron, por primera vez, que también había afectado a la parte superior de esta misma ionosfera. Ubicada entre 350 y 950 km sobre la Tierra, cerca del borde del espacio, la ionosfera superior es donde la radiación del Sol se transforma en partículas cargadas que forman un gran campo eléctrico.
Desde hace unos veinte años, los expertos debaten la posibilidad de que las explosiones de rayos gamma puedan afectar a la ionosfera superior, explica a la AFP Mirko Piersanti, autor principal del estudio publicado en Nature Communications. “Creo que finalmente hemos respondido a esta pregunta”, comentó este investigador de la Universidad italiana de L’Aquila.
Un golpe de suerte para su equipo: el satélite chino-italiano CSES, equipado con un detector de campo eléctrico, se encontraba “exactamente en la zona iluminada por el estallido de rayos gamma”, a 500 kilómetros de altura sobre la Tierra. “Encontramos una forma en el campo eléctrico nunca antes observada”, especifica el investigador.
“Es increíble, podemos ver cosas que suceden en el espacio profundo pero que también afectan a la Tierra”, afirmó Erik Kuulkers, experto en rayos gamma de la Agencia Espacial Europea (ESA), en un comunicado de prensa. El descubrimiento debería ayudar a comprender la amenaza potencial de futuros estallidos de rayos gamma.
El peor de los casos sería que se produjera una erupción tan poderosa en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Tendría el poder de “borrar completamente” la capa de ozono de la Tierra, detalla Mirko Piersanti. Todo lo que hay en la superficie quedaría entonces expuesto a los rayos ultravioleta del Sol, que podrían acabar con la vida en la Tierra.
Pero que no cunda el pánico, porque es igualmente probable que la ionosfera absorba todos los rayos gamma y que “no pase nada” para los terrícolas, continúa el investigador. El estallido de rayos gamma BOAT que se produjo el año pasado en nuestro cielo desde la pequeña constelación de Flecha, oficialmente llamado GRB 221009A, podría provenir de la explosión de una estrella masiva al final de su vida, o del nacimiento de un agujero negro.
O ambas cosas, dado su poder: una estrella gigante explota y se convierte en supernova, antes de colapsar sobre sí misma y formar un agujero negro. Luego, la materia forma un disco alrededor del agujero negro, allí es absorbida y liberada en forma de energía. En promedio, más de un estallido de rayos gamma golpea la Tierra cada día, pero se estima que un estallido de la intensidad de BOAT ocurre sólo una vez cada 10.000 años.