Le Figaro Niza

La palabra clave ha sido pronunciada. El sábado pasado, al mediodía, el capitán de un yate lanzó varias veces “Mayday” para anunciar su situación de desamparo. Frente a Beaulieu-sur-Mer (Alpes-Maritimes), su barco estaba cayendo en picado y hundiéndose debido a una fuga.

Una vez recibido el mensaje, el Centro Operativo Regional de Vigilancia y Salvamento del Mediterráneo (Cross-Med) pidió a un velero que se desviara para acudir en su ayuda. Tras un trayecto de 50 minutos, la gendarmería y su brigada náutica, con base en Antibes, también llegaron al lugar del siniestro. Los gendarmes detectaron una importante fuga de agua a la altura del casco delantero de estribor, lo que provocó que la embarcación, de unos veinte metros de eslora, se estremeciera. Su propietario italiano había activado las bombas y mantenido los motores en marcha, en vano dado el elevado caudal de agua que cruzaba por el interior de la embarcación.

Una empresa de remolque también se acercó al yate en peligro para tratar de mantenerlo en la superficie del agua. Pese a la instalación de nuevas bombas, la embarcación acabó hundiéndose en aguas del Mediterráneo. A primera hora de la tarde, se había hundido. En esta zona del mare nostrum, a unas 18 millas náuticas (35 kilómetros), desapareció a una profundidad cercana a los 2430 metros, lo que imposibilita cualquier intento de recuperarlo. El barco, llamado «el Cujo», había albergado a Dodi al-Fayed y a la princesa Diana poco antes de su muerte, revela Nice-Matin.

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Las siete personas a bordo se habían refugiado en la balsa salvavidas. Están sanos y salvos y han sido puestos a salvo en el velero. Los objetos flotantes podrían ser rescatados por la gendarmería, incluidos los efectos personales colocados en maletas. Este yate contenía 7000 litros de diesel. “Encontramos un poco de contaminación cerca, pero sigue siendo un combustible liviano”, indica la prefectura marítima a Figaro. Esta nunca es una buena noticia para el medio ambiente, pero según los pronósticos, el calor y el oleaje permitirán que la gasolina se evapore y se forme. Según los pronósticos de las corrientes, el combustible no tomará rumbo a las costas, aún tranquiliza a la autoridad.

A principios de julio también se llevó a cabo un gran operativo para remolcar un yate de 55 metros de eslora. Había podido ser llevado de regreso a su puerto de origen, en Mónaco. “La asistencia en el mar es cada vez más importante, señala la brigada náutica de Antibes. Y en los Alpes Marítimos realizamos cada vez más intervenciones cada semana”. Incluso si el de un yate que se hunde definitivamente sigue siendo raro, indica la gendarmería.