La provincia canadiense de Columbia Británica revirtió el viernes su política de despenalizar pequeñas cantidades de determinadas drogas, tras las críticas por su creciente uso en espacios públicos. El año pasado, esta provincia del oeste del país tomó la decisión de no penalizar más la posesión de menos de 2,5 gramos de cocaína, heroína, fentanilo u otras drogas duras para uso personal, con el fin de luchar contra la crisis de opioides que azota estragos.
El objetivo era dejar de estigmatizar a los usuarios y convertirlo en un problema de salud pública. Pero el consumo de drogas en lugares públicos (parques, calles, playas, hospitales, etc.) ha aumentado significativamente. “Nuestra primera prioridad sigue siendo la seguridad. Y si nos ocupamos de quienes padecen adicciones, no aceptamos el desorden en las calles que hace que la gente se preocupe por su seguridad”, declaró el primer ministro de la provincia, el progresista David Eby.
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La policía ahora podrá confiscar drogas ilegales y obligar al consumidor a abandonar la zona, o arrestarlo. Pero las pequeñas posesiones siguen estando despenalizadas en casa, según un comunicado de prensa. Más al sur, el estado estadounidense de Oregón anunció a principios de abril que volvería a penalizar la posesión de pequeñas cantidades de estupefacientes a partir de septiembre, tras haber sido el primer estado estadounidense en despenalizar todas las drogas.