Vincent Roy es escritor y periodista.

Subestimamos el poder creativo de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Ella nunca quita el poder a su facultad de imaginación. Esto es prodigioso. Para convencerse hay que leer el último número de la revista de su ciudad, À Paris (otoño 2023, n°82). Primero firmó un editorial en el que explicaba que estaba “comprometida a apoyar a los jóvenes en todos los aspectos de su emancipación”. Sólo podemos saludar tanto su filantropía como su generosidad. Por lo demás, no nos sorprende. Por otro lado, lo que despertó nuestra curiosidad fue más bien el deseo del alcalde de implementar un “código de calles”. De hecho, el código de circulación ya no es suficiente. Aquí está abrumado. ¡Viva el “código de las calles”! ¿Cómo podemos justificarlo? Aquí: “La evolución de los modos de transporte y el auge de la movilidad suave, como las bicicletas y los scooters, han transformado París en tan solo unos años. Pero estas transformaciones han generado tensiones, conflictos entre usuarios del espacio público y también incivilidad. Además de la creatividad del Ayuntamiento de París, debemos argumentar aquí su lucidez. Y saludala. Cabe destacar que “580 ciclistas resultaron heridos en París en 2020”, según informó la jefatura de policía de la capital, lo que supone un aumento de alrededor del 30% con respecto a 2019. Cabe señalar, para ser objetivos, que en 2020, el uso de la bicicleta aumentó en un 50 % en grandes ciudades respecto a 2019.

No hace falta decir que este modo de viajar es “virtuoso” en el sentido ecológico: la palabra “virtud” está actualmente de moda, se utiliza de muchas maneras y, de hecho, es muy sospechosa. Diderot: ¿qué hace el filósofo con los ciclistas? –, nos dijo, hace tiempo, que “sólo había una virtud, la justicia”. ¿Nuestros recientes luchadores de la “Pequeña Reina” son muy respetuosos de la ley? Los vemos, todos los días y en gran número, tomando las aceras, con los auriculares puestos (tienen prisa y amantes de la música conocedores), ignorando los semáforos en rojo (sólo se guían por la urgencia y son daltónicos), tomando alegremente la significados prohibidos (los desafían, las prohibiciones, su práctica virtuosa colocándolos, ex nihilo, por encima de la ley). No importa si en su vía hay un paso de peatones, lo fuerzan. Estas son, obviamente, las mismas personas que le hablarán de “vivir juntos”; esta expresión no es inocente, sino que llena un vacío abismal. No te atrevas a criticarlos por su comportamiento descortés, ni a hacerlos entrar en razón, serás insultado sin demora (o algo peor, pero no pensemos en eso). En definitiva, son “urbanas” sin serlo, literal y figuradamente. Habrá que acostumbrarse: en nuestras grandes ciudades los peatones ya no tienen prioridad.

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Pero, de hecho, ¿quiénes son, en su gran mayoría, estos entusiastas de la bicicleta, estos entusiastas de los pedales, estos “velolutionaires”, como los llaman los sociólogos que consulto? “Sobre todo, altos directivos o trabajadores de profesiones liberales o intermediarias”, señala un estudio en profundidad de la Universidad de Tours. Los proles toman el metro. ¡Después de todo, no es tan democrático!

Pero volvamos a nuestras palabras iniciales: si hemos de creer a Anne Hidalgo, que cambia de opinión en voz baja, las nuevas movilidades no son tan “suaves” (hay que leer entre líneas a la alcaldesa, ahí es donde está los más sutiles y nos deleita), pueden incluso ser, a la inversa, agresivos. Como prueba, nos dice: hay que encontrar “la serenidad en la calle, principalmente para los peatones y las personas vulnerables (niños, personas mayores o personas con movilidad reducida)”. Hagamos un balance: después de despojar literalmente a París de carriles bici, el alcalde nos advierte del peligro de la bicicleta. ¡Gran cosa! ¿Qué pasaría si, en lugar de crear el “código de calles”, simplemente se aplicara el código de carreteras? Ah, sentido común… ¡tráfico!

¿En qué consiste este famoso “código de calles”? Creemos que estamos soñando: en un “documento que recuerda las reglas esenciales que deben respetarse y proporciona nuevas herramientas de comunicación para darlas a conocer”. Los ciclistas ya están temblando. ¡Este nuevo código se basará en “el aumento del poder de la policía municipal”, que se movilizará (podemos contar con ello) para “evitar la incivilidad”! Las operaciones de “huelga” pueden tener lugar sobre temas específicos. Ejemplo ? “Bicicletas en las aceras”. Está claro: el código de circulación ya no cumple su función. El “código de calles” era necesario para mantener el orden. Lo tenemos. ¡Es aburridamente estúpido!