“No quiero hacer el papel del ratón atrapado en la trampa de un gato cruel”, advierte la bella Hélène (Aurore Frémont, sexy) que se dice indiferente ante su muerte inminente. Con el pelo largo y rubio, digna, sentada sobre tacones dorados combinados con un abrigo transparente que deja al descubierto sus curvas, la esposa de Menelao (Brontis Jodorowsky) está en su punto más bajo. Troy cayó por su culpa. Su exmarido, el rey de Esparta, puede triunfar y “tomarla” si así lo desea. Sólo tiene una palabra que decir. La recibe en la habitación de su amante, Paris, a quien acaba de matar. Detrás de su bravuconería, Hélène no marca el camino, pero Menelao tiene otras intenciones.
Además, en la meseta del Athénée-Louis-Jouvet, enmarcada por espejos y paredes doradas, el monarca no tiene buen aspecto. Debajo de su reluciente chaqueta esconde una herida en el estómago y en el corazón. Jóvenes y despreocupados, él y Hélène alguna vez se amaron. Apasionadamente. El fin de la guerra los deja traumatizados, como si lo hubieran tomado prestado de ellos mismos.
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Acorralados, cara a cara, buscan algo parecido a la verdad. Se caen las máscaras, se ponen a prueba, se juzgan y calculan su margen de maniobra sobre los demás. Es limitado, se ha derramado sangre, hay que vengarse. El odio es proporcional al amor pasado. » ¡Jugar! », ordena Menelao a la prodigiosa cantante y pianista Macha Gharibian, coronada Victoria del Jazz Revelación en 2020.
Después de Ménélas Rebétiko Rapsodie, en 2012, Simon Abkarian reinterpreta a Hélène tras la caída en una versión actual del mito de los Atrides (Actes Sud-Papiers). “Esta tragedia tiene lugar en el fatídico momento en el que el tiempo se detiene y los personajes que se supone pertenecen entre sí ya no saben reconocerse. Ya no saben creer ni en el regreso ni en la resurrección del otro”, escribe el actor y dramaturgo del Théâtre du Soleil. La escritura es precisa, lírica, carnal.
Ideal para el duelo entre Helena y Menelao, el prisionero y el “monstruo incapaz de alegría”. A Aurore Frémont y Brontis Jodorowsky la escenografía no les ayuda. Silenciosos, como un coro antiguo, un hombre y una mujer vestidos de negro mueven un imponente sofá de madera en el que se sientan Helena y Menelao, trepan, se escuchan y podrían destriparse.
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Estas intervenciones no son necesarias. Los actores llevan este espectáculo sobre hombros fuertes. Aurore Frémont había encarnado magistralmente, ya bajo la dirección de Simon Abkarian, Electre des bas-fonds (tres Molières, dos premios de la Unión de Críticos y uno de la SACD, en 2019). Destacado en El último duelo, de Ridley Scott, Brontis Jodorowsky impone su bella figura y su voluntad real, sin forzar.
Hélène después de la caída, en el Théâtre de l’Athénée Louis Jouvet (París 9), hasta el 25 de noviembre. Semejante. : 01 53 05 19 19. Luego de gira, del 19 al 22 de diciembre en La Criée, en Marsella (06).