Sin Cascanueces, Lago o Giselle para celebrar la Navidad este año en TCE. El ballet navideño de este año será… ¡El enfermo imaginario de Molière! Esta temporada, el TCE revive una tradición lejana: tener la Comédie-Française entre sus paredes. En los albores de la década de 1970, los actores franceses ya habían venido allí: para las tertulias escolares, luego, ya, para interpretar El enfermo imaginario. Su última aparición en la sala de la Avenue Montaigne se remonta a Ulises y la ballena blanca, de y con Vittorio Gassman, en diciembre de 1992.
Le Malade imaginaire, que sube al escenario del 21 de diciembre al 7 de enero, ya no es, como en los años 70, la puesta en escena de Jean-Laurent Cochet. Veremos la puesta en escena diseñada en 2001 por Claude Stratz con una composición musical de Marc-Olivier Dupin. Una producción atemporal por la que, durante más de veinte años, han pasado muchos actores.
Guillaume Gallienne subyuga en Argan. Con la cabeza vendada, sentado como en un trono en su silla, en una penumbra, libraba descaradamente su lucha contra la muerte. Da paso a su monstruoso egocentrismo. Se muestra sopa con leche, quejumbroso, pero sin histrionismo. Mira la muerte, la siente acercarse, le da miedo, reacciona sin medida, levanta sus defensas, maltrata a su mundo con un tono pasmoso. Así se siente vivo. Él lo sabe y juega con los excesos que le inspira el miedo.
A pesar de sus excesos, Gallienne le da a Argan un tejido infinitamente humano. Es un hombre que se deja absorber por la melancolía. Sólo su voz es un instrumento apasionante: suspiros, quejas, susurros, llantos y enfados atrapados en el aliento, el de la vida misma que se hincha hasta el canto.
Julie Sicard, en Toinette, lo abrupto. Denis Podalydès, que alterna con Christian Hecq en los dos papeles de Diafoirus y Purgon, lo engaña. Su baile es para Argan, el de la seducción, para la mayor diversión de la sala.
¡Un regalo de Navidad muy agradable!