Bajo el abrigo rojo de Papá Noel se esconde este año el escritor de novelas de suspense Michel Bussi, que ha afilado su pluma para responder al millón de cartas que los niños enviarán a través de La Poste, un tierno papel que nunca antes había asumido nadie sin personalidad desde Françoise Dolto. en los años 1960.
Todo comenzó en 1962, cuando los trabajadores postales descubrieron misivas dirigidas a Papá Noel en el correo que se entregaba. Conmovidos, decidieron entonces responder, “por su propia voluntad”, escondidos “en un desván”, debido a que la ley prohíbe estrictamente abrir el correo, afirma David Resse, jefe de la secretaría de Papá Noel con sede en Libourne (Gironda).
La iniciativa llegó a oídos de la psicoanalista y pediatra Françoise Dolto, hermana del entonces Ministro del PTT, quien encontró el enfoque “brillante”, continúa Resse. Así, escribe el modelo de “primera carta” que enviará a los niños, con “un pequeño toque educativo”. Nace así la secretaría de Papá Noel, gestionada por La Poste.
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Desde entonces, su éxito ha continuado, con más de un millón de cartas enviadas al año. Esto representa “entre 30.000 y 40.000 cartas por día que deben procesarse (…), una cifra absolutamente considerable” porque “las familias dan mucha importancia a este primer escrito”, se alegra David Resse.
Este año, la secretaría de Papá Noel abre el 14 de noviembre. Después de Françoise Dolto, la tarea pasó al departamento de marketing de La Poste, y en 2023 asume el relevo el escritor de novelas de suspense Michel Bussi. “Estoy muy orgulloso de haber sido elegido”, confiesa el autor, cuya “magia y melancolía de la infancia” envuelven las novelas y que ha escrito para la literatura infantil. En los sobres recibidos en la secretaría de Papá Noel encontramos “escritos por todas partes, en todas direcciones”, dibujos, pegatinas y direcciones fantasiosas como “Avenida de Rennes”, “Aurores boreales” o incluso ” En las nubes”, testimonia David Resse, quien dice estar “conmovido”. “Lo que (los niños) recuerdan es el momento en que lo escriben, lo decoran, hablan de ello”, añade Walid Mezazra, director de recursos humanos de 40 años y padre de dos hijos. Para Michel Bussi, la idea de la carta no es “sólo hacer una lista de regalos”, sino que los niños piensen, dejen hablar “su imaginación, su fantasía, su humanidad”. Y responder a ellas constituye “una presión enorme”, añade el autor, que menciona “una circulación colosal” de la carta tipo. Pero también es un “buen” ejercicio de estilo, con “algo breve, (que tiene) limitaciones de género” y que debe transmitir “un mensaje positivo sin ser completamente moralista”, enumera el escritor. Michel Bussi tuvo que escribir una segunda carta, destinada a los adultos que “todavía creen en Papá Noel” y que le escriben, afirma. David Resse confirma que existe el fenómeno “marginal”, en el que los adultos buscan “un oído atento”. Elena Frigioi, diseñadora de interiores de 43 años, teme el momento en que sus hijos sepan que Papá Noel no existe: “Descubrir la verdad es la parte fea…”. Mientras tanto, con sus hijos, Antoine, de siete años, y Marie, de cuatro, redacta la bonita carta y la deposita “en el buzón rojo” instalado por su ayuntamiento, como hacen algunos municipios en paralelo a la iniciativa. desde la oficina de correos. Pero sin recibir nunca respuesta, porque en estos casos no existe una secretaría específica… Por parte de La Poste, David Resse insiste: no es necesario poner un sello, sino mencionar la dirección del niño para que la respuesta pueda alcanzarlos y depositar la misiva en el circuito de cajas de La Poste. Elena se inclina entonces hacia Marie: “Este año vamos a poner la carta en el buzón amarillo”.