Como la marea, sigue regresando. La idea de un pago de bolsillo para los empleados que utilicen su cuenta personal de entrenamiento (CPF) ha resurgido una vez más en los debates. Sin embargo, el episodio de 2023 podría ser el correcto esta vez. En efecto, los diputados mayoritarios, que buscan un ahorro de mil millones de euros, como pedía el ejecutivo, han puesto sus miras en esta opción y… el Gobierno no parece que por una vez lo haga, no se opone.
Este sistema permite acreditar a cada empleado francés varios cientos de euros cada año en una cuenta que puede utilizar libremente para acceder a la formación. A pesar de los numerosos aspectos positivos, el sistema se destaca periódicamente por la total libertad de la que disfrutan los empleados en cuanto a la elección de la formación seguida. Algunos no tienen relación con el trabajo realizado. Una ligereza que va mal, mientras el coste para las finanzas públicas sigue aumentando, superando los dos mil millones de euros cada año. “Gritamos fuerte porque pedimos franqueza […], pero eso me parece responsable y justo”, explica Bruno Le Maire en Les Échos.
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Pero si así fuera, se volvería a las promesas hechas por Olivier Dussopt, Ministro de Trabajo, un mes antes. Descartó la opción de este “boleto de moderación” para los empleados en 2024. Una medida no necesaria en ese momento debido al ahorro ya previsto. “En 2022, el CPF representa 2.400 millones de euros de dinero público. Hemos dado una serie de pasos; cazando honderos (…) limpiamos, quitamos entrenamientos que no eran calificativos, que no eran graves. En consecuencia, creemos que el gasto aumentará hasta los 2.000 millones de euros en 2023”, señaló a continuación.
Sin embargo, la idea no quedó descartada a largo plazo; “Seguimos trabajando en ello”. Por tanto, la necesidad de ahorro para proteger un presupuesto de 2024 con un déficit mantenido en el 4,4% del PIB parece haber acelerado el ritmo.
La versión final del proyecto aún está por verse. De hecho, de momento todavía no se ha filtrado ningún importe del copago. Además, es probable que no todo el entrenamiento se vea igualmente afectado. «Existe el compromiso de establecer esta responsabilidad restante a principios de 2024, que sólo afectará a las personas empleadas para una formación para la que su empleador no es favorable», detalló Jean-René Cazeneuve, diputado del Renacimiento y ponente general del presupuesto, en Les Écoes. .
Por una vez, si esta reforma ve la luz, los parlamentarios seguirían las recomendaciones del Tribunal de Cuentas. En un informe publicado este verano, la institución recomendaba establecer una pequeña participación «por ejemplo del 5% o del 10%», escriben los magistrados financieros. El objetivo es garantizar que estos cursos de formación estén “orientados al desarrollo de competencias y a la empleabilidad” sin “disuadir a los titulares del CPF de utilizarlo, en particular a las personas con bajos ingresos”.