Después de Emmanuel Macron la semana pasada, le toca al presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, pedir a los sectores público y privado que se unan en el esfuerzo ecológico. La transición energética y la lucha contra el calentamiento global, que requieren billones de dólares, sólo serán posibles con el apoyo financiero del sector privado, insiste el presidente del Banco Mundial (BM), Ajay Banga, en una entrevista concedida el miércoles a la AFP. . Pero para convencer a las empresas de que le apoyen en este ámbito, la institución con sede en Washington debe continuar con sus reformas y avanzar más rápido en la ejecución de sus proyectos, continúa, reconociendo la necesidad de que el Banco sea “más rápido y centrado en el resultado”. “Los gobiernos y los bancos multilaterales no tienen suficiente dinero” para financiar por sí solos la lucha contra el calentamiento global, recuerda el ex líder empresarial indio-estadounidense. “Necesitamos que el sector privado se involucre”.

Un informe del G20 publicado el pasado mes de junio subraya la necesidad de triplicar el capital del Banco Mundial, “una idea excelente”, considera su presidente, pero “que no será suficiente para llevarnos a los billones” necesarios “simplemente para la transición energética”. Ajay Banga, que llegó al frente del Banco Mundial el pasado mes de junio, ha estado presionando desde que asumió el cargo por un banco “más eficiente y mejor financiado” que sea capaz de responder a su misión actualizada: “eliminar la pobreza en un planeta habitable”. Para lograrlo, el “Banco debe cambiar y evolucionar, es un punto claramente subrayado incluso antes de mi llegada”, recuerda, un avance esencial para “crear la credibilidad necesaria y hacer que los financistas quieran venir y aportar dinero” a los proyectos realizados. por el BM.

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La institución debe, en particular, acortar el tiempo necesario para realizar sus proyectos, uno de los principales objetivos propuestos por Ajay Banga, que espera reducir en un 30% los 27 meses actualmente necesarios entre las discusiones preliminares y los primeros gastos. En términos más generales, las reformas en curso deberían hacer que todo el funcionamiento diario de la institución sea más eficiente, al tiempo que le permitirán continuar “haciendo su buen trabajo: recuerden que proporcionamos 120.000 millones de dólares en financiación el año pasado, no podemos recortar esa cantidad”. Por ello, Ajay Banga se describe a sí mismo como “un fontanero”, que quiere que el Banco “funcione como una máquina bien engrasada” para que “mi sucesor, que se enfrentará a otros problemas, pueda concentrarse en ellos, no en la fontanería”.

Pero también es necesario mostrar a los países más pobres que la lucha contra el calentamiento global no tiene prioridad sobre la reducción de la pobreza, principal misión del Banco, admite Ajay Banga. “Los países del Sur reconocen que no podemos luchar contra la pobreza sin luchar contra el cambio climático, pero la diferencia es lo que entendemos por “cambio climático””, subraya. “Para los países desarrollados, esto significa limitar el cambio climático, y eso implica emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el mundo en desarrollo piensa en la adaptación, porque ven el impacto del calentamiento en términos de riego, precipitaciones, degradación de la tierra, pérdida de biodiversidad”, explica Ajay. Banga.

Para responder a esto, el Banco anunció que el 45% de su financiación se destinará a proyectos de “limitación o adaptación” al cambio climático, “la mitad a limitación y la otra mitad a adaptación”. “Esto es importante para los estados beneficiarios porque ven que la mitad del 45% se destina a temas que les conciernen y que el 55% restante todavía está disponible. Para los países donantes, saber que la mitad del 45% se destina a proyectos de limitación es algo que es importante”, argumenta. “Necesitamos llegar a estos compromisos, para mostrar a los donantes y beneficiarios que el Banco está tratando de avanzar en la dirección correcta”.

Sin embargo, también debemos tranquilizar a “los países del Sur, que todavía están esperando el dinero prometido en la COP de París”, es decir, 100 mil millones de dólares, para financiar su transición climática, pero que nunca llegó. Más recientemente, la ayuda masiva a Ucrania generó críticas en África, viéndola como una señal de que la institución estaba dando prioridad a cuestiones consideradas importantes por los países occidentales.

Se trata de un “malentendido”, asegura Ajay Banga, que recuerda que “el Banco Mundial pone mucho más dinero en el África subsahariana que en Ucrania”, la gran mayoría de los fondos en cuestión proceden directamente de los países donantes, a través del Banco Mundial. Pero ahora existe “un deseo” por parte de los países del Norte de “poner a disposición de los países más pobres la financiación necesaria; el mensaje ha llegado a los países desarrollados”, asegura Ajay Banga.