Tesoro de la gastronomía francesa, emblema de la cultura francesa, alegría de la comida, la baguette sigue viva. Está en constante evolución, a criterio de los panaderos… y del Estado. Por tanto, el último cambio debería tener lugar a partir de este domingo 1 de octubre, recordó la Confederación Nacional de Panaderías de Francia (CNBF).
En detalle, a partir de esta fecha “entrarán en vigor nuevas exigencias con una mayor reducción del nivel de sal en todos los panes”. El umbral de 1,5 gramos de sal por cada cien gramos de pan, vigente hasta ahora, aumentará a 1,4 gramos para el pan común o tradicional, y a 1,3 gramos para los panes especiales, como los que contienen semillas. “El nivel de sal también depende del grado de cocción y del tamaño de los panes”, añade la organización que representa el gremio.
Este cambio tiene como objetivo limitar la presencia de sal en el pan, con el fin de mejorar la salud de los franceses. “El pan, pilar de nuestra alimentación diaria, sigue contribuyendo significativamente a este consumo excesivo de sal, representando alrededor del 20% de la ingesta diaria”, subraya la confederación. Por ello se ha concertado un plan con el Ministerio de Agricultura para reducir voluntariamente el contenido de sal del pan. “Pasamos de 23 gramos a 18 gramos por kilo de harina, y se hizo un gran esfuerzo, ya que según las últimas estadísticas, estábamos en el objetivo”, detalló en RMC el presidente de la CNBF, Dominique Anract. El pasado mes de julio, el 82,5% de los panes comunes y tradicionales se encontraban por debajo del umbral de 1,5 gramos de sal por cien gramos de pan.
Al ser este compromiso voluntario, las autoridades sólo realizarán “controles estadísticos”, precisó el representante. Los amantes de las baguettes pueden estar tranquilos: el cambio de principios de octubre debería pasar desapercibido. “No es enorme […], normalmente la gente no debería sentirlo”, afirmó Dominique Anract. El peso o el color no deberían cambiar, ni tampoco el precio.