Los Veintisiete acordaron el miércoles una relajación de las normas presupuestarias europeas, que debería garantizar la recuperación de las finanzas públicas sin comprometer las inversiones. Los ministros de Finanzas de la UE han aprobado “un nuevo marco de gobernanza económica que garantiza la estabilidad y el crecimiento”, celebró la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en X (ex-Twitter). La reforma pretende modernizar el Pacto de Estabilidad, un “corsé presupuestario” creado a finales de los años 1990 que limita el déficit de la administración pública de cada país al 3% del PIB y la deuda al 60%.

Al tiempo que confirma estos umbrales emblemáticos, el nuevo texto debe hacer más flexible y realista el ajuste solicitado a los países de la UE en caso de déficit excesivo. Este marco, considerado demasiado drástico, nunca se ha respetado realmente. “¡Acuerdo histórico!”, lanzó el día X el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire. “Por primera vez en treinta años, este pacto de estabilidad reconoce la importancia de las inversiones y las reformas estructurales”, se felicitó. “La política de estabilidad se está fortaleciendo”, afirmó su homólogo alemán, Christian Lindner.

Roma consideró por su parte que este acuerdo es “realista”, en el que hay “cosas positivas y otras menos”, fruto de “un inevitable espíritu de compromiso” en la UE. “Hay cosas positivas y otras menos, pero Italia ha obtenido mucho y, sobre todo, lo que estamos firmando es un acuerdo duradero para nuestro país que apunta, por un lado, a una reducción realista y progresiva de la deuda y, por otro lado, adopta un enfoque constructivo respecto de las inversiones”, declaró el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, citado por las agencias.

“Este acuerdo prevé normas presupuestarias adaptadas a la situación específica de cada Estado miembro”, subrayó la ministra holandesa Sigrid Kaag. A partir de ahora, “hay que respetar mejor las normas, lo que con demasiada frecuencia ha sido un problema en el pasado”, añadió. El acuerdo fue posible gracias a un acercamiento sellado el martes por la noche entre Francia y Alemania, que llevaban mucho tiempo en desacuerdo sobre el tema. Los países endeudados del sur de Europa, como Francia, insistieron en flexibilidades adicionales para proteger la inversión necesaria para la transición verde y el gasto militar generado por la invasión rusa de Ucrania.

Por el contrario, los países llamados “frugales” del norte de Europa, detrás de Alemania, exigieron restricciones para lograr una reducción efectiva de la deuda en toda la UE. Se estaba acabando el tiempo para concluir los debates. El Pacto de Estabilidad está desactivado desde principios de 2020, para evitar un colapso de la actividad económica afectada por la pandemia de Covid y luego por la guerra en Ucrania. Se reactivará el 1 de enero. La falta de acuerdo sobre las nuevas normas antes de esta fecha habría afectado la credibilidad de la UE frente a los mercados financieros. Los Veintisiete esperan ahora concluir el proceso legislativo antes de las elecciones europeas de junio sobre este texto, que aún debe negociarse con el Parlamento Europeo.

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En concreto, Bruselas propone que los Estados presenten su propia trayectoria de ajuste durante un período de al menos cuatro años para garantizar la sostenibilidad de su deuda. Los esfuerzos de reforma e inversión se verían recompensados ​​con la posibilidad de ampliar este período de ajuste presupuestario a siete años, para que sea menos brutal. Sobre todo, la gestión se centraría esencialmente en los cambios en el gasto, un indicador considerado más relevante que los déficits que pueden fluctuar dependiendo del nivel de crecimiento.

Sin embargo, para satisfacer a Alemania está previsto que todos los países con déficit excesivos se vean obligados a hacer un esfuerzo mínimo para reducir el ratio de déficit en 0,5 puntos del PIB al año. París, sin embargo, obtuvo de Berlín una flexibilización de este esfuerzo en el período 2025-2027: durante este período se tendrá en cuenta el aumento del coste de la deuda ligado a los elevados tipos de interés. “Esta flexibilidad transitoria nos permitirá alcanzar nuestros objetivos de inversión”, afirma el Ministerio de Finanzas francés.

Excluyendo el procedimiento de déficit excesivo, Alemania obtuvo la adición de un objetivo de déficit público estructural (excluido el impacto de la situación económica) del 1,5% del PIB asignado a todos los Estados miembros, con el fin de preservar un margen de seguridad respecto a los 3. % techo. Para lograrlo será necesario un ajuste de al menos 0,4 puntos del PIB al año, que podrá reducirse a 0,25 puntos en caso de reformas e inversiones. Además, la deuda tendrá que reducirse 1 punto por año en promedio durante 4 o 7 años. En comparación con las antiguas normas, “el objetivo de déficit es menos restrictivo, el ritmo para alcanzarlo es más progresivo y recompensa la inversión”, se argumenta en París.