¿Verá la luz la fábrica de semiconductores de Intel en Alemania? La duda cobra más relevancia que nunca tras la negativa de Christian Lindner, ministro de Hacienda, a conceder créditos adicionales al grupo estadounidense para culminar su proyecto de Magdeburgo. Berlín ya ha prometido 6.800 millones de euros en subvenciones. Intel, que se refiere al aumento de los costes energéticos y de construcción, pide ahora 10.000 millones en ayudas públicas. «No hay más dinero disponible en el presupuesto», respondió el ministro del Partido Liberal Democrático en una entrevista con el Financial Times.

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Su posición no es unánime dentro de la coalición. El ministro de Economía, Robert Habeck (Verdes) y el canciller Olaf Scholz (socialdemócrata) apoyarían más esta nueva ayuda. Esta fábrica, que debería permitir producir algunos de los chips más avanzados del mundo, es crucial para Europa. Este es uno de los dos proyectos emblemáticos destinados a duplicar su cuota de mercado global (del 10% al 20%) en la fabricación de chips con el sitio de GlobalFoundries y STMicroelectronics planeado en Crolles (Isère).

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Intel, que además de Alemania tiene previsto invertir 12.000 millones en una fábrica en Irlanda, tendrá dificultades para afrontar por sí sola los crecientes costes. Afectada por la caída de las ventas de PC, su principal mercado, y rezagada en inteligencia artificial, sus pérdidas ascendieron a 2.800 millones de dólares entre enero y marzo. Sin la ayuda de Berlín, el proyecto previsto para 2027 peligra.