En 2017, en las ciudades de Creil, crece el rumor. Shaïna, de 13 años, sería una chica fácil, “una puta”. Su novio la chantajea con una foto de ella desnuda que tiene. Para que esta imagen no se muestre a los ojos de todos, Shaïna accede a reunirse con él en una clínica en desuso donde le ha dado cita. Un encuentro que resulta ser una emboscada orquestada por su acompañante y otros dos adolescentes. Los tres abusan de ella, la filman parcialmente desnuda y transmiten estas imágenes de crueldad y humillación en vivo en Snapchat.
La semana pasada, tras seis años de batalla legal, la familia de Shaina obtuvo la condena del trío, declarados culpables de agresión sexual y condenados en apelación a penas que van de uno a dos años de prisión suspendida. Si la justicia ha ratificado la increíble violencia de esta escena, en 2017 las imágenes del ataque de Shaïna solo empañaron su reputación en la ciudad donde vivía y desencadenaron su calvario, hasta su muerte.
Dos años después de la agresión sexual, Shaïna fue golpeada por su entonces novio por denunciar los hechos a la policía, explica en una nueva denuncia. “Shaïna sufrió amenazas, burlas. Su hermano se vio obligado a acompañarla en sus viajes para protegerla de los demás. Ha cambiado profundamente su forma de vida”, dice Le Figaro, el abogado de la familia de la niña, Me Negar Haeri.
“Fue un período muy complicado. Estas imágenes desnudas de mi hermana, sin importar cuánto intentáramos luchar contra ellas, permanecieron ancladas en la cabeza de las personas, representa a su hermano mayor, Yasin Hansye. Hicimos todo lo posible para que Shaina se sintiera mejor. Cambió de escuela, íbamos al cine, nos fuimos de vacaciones… A pesar de todo, mi hermana era muy fuerte, tenía una sed increíble de libertad y justicia. Ella seguía maquillándose, a arreglarse, a salir”, continúa.
En el verano de 2019, Shaïna conoce a un chico en Snapchat. Se ven regularmente y la joven, que ahora tiene 15 años, se enamora. Incluso termina descubriendo que está embarazada. El 25 de octubre intercambiaron más de cien mensajes, según sus registros telefónicos, y acordaron encontrarse después del anochecer. Después de la cena, Shaïna sale del apartamento familiar, pero nunca encontrará su habitación de adolescente. Al día siguiente, su ausencia preocupa cuando, en la ciudad, corre un nuevo rumor: un cobertizo en el barrio de la meseta de Rouher se incendió y estas llamas ocultarían un cadáver. Rápidamente se disipan las dudas, efectivamente es el cuerpo de Shaina.
Apuñalado una docena de veces, el adolescente fue quemado vivo y abandonado en este cubículo, bajo las ventanas de un bar de los edificios HLM. “La autopsia concluye que murió por quemaduras térmicas. Se encontró hollín en sus pulmones, lo que demuestra que todavía respiraba cuando comenzó el incendio. Tienes que ser consciente del dolor por el que pasó. Un cuerpo carbonizado es un cuerpo que ya no existe”, subraya Me Negar Haeri.
Sin demora, las sospechas recayeron sobre su nuevo novio, un adolescente de 17 años “que se interesó en Shaïna por su fama de chica fácil. Lo consideró como una cosa”, quiere creer Yasin Hansye. Frente a los investigadores, un amigo del sospechoso afirma que éste le confesó su crimen, explicando que no quiere al hijo que espera Shaïna. “No está claro cuál es su coartada la noche del asesinato y apagó su teléfono entre las 21:36 y las 22:13, hora aproximada de los hechos. Cuando lo vuelve a encender, se encuentra en un perímetro muy estrecho alrededor de la escena del crimen. Este teléfono, al igual que el de Shaina, nunca se pudo encontrar. Cuando es interrogado inmediatamente después del hecho, tiene una quemadura en la pierna. Si dice que es un eczema, los expertos pueden establecer que efectivamente es una quemadura. Tenemos cargos reales contra este joven”, dice Me Haeri.
Puesto en prisión preventiva durante tres años, el acusado es juzgado por «asesinato» desde este lunes ante el tribunal de menores de Oise. Desde el inicio de la investigación, nunca ha dejado de proclamar su inocencia. Su abogada, Me Élise Arfi, denuncia un expediente “frágil, que sólo se sostiene sobre rumores, testimonios de personas que no estaban presentes en el momento de los hechos, y sin prueba material alguna. Este archivo se construyó para reforzar la culpabilidad de mi cliente, sin centrarse en los primeros adolescentes que habían atacado a Shaïna en agresiones anteriores. ¿No podría ser uno de ellos quien una vez más buscó vengarse de esta joven? Nunca lo sabremos”, dice el abogado.
Me Élise Arfi también indica que su cliente usó condones durante sus relaciones sexuales con Shaïna, negando así que ella fuera el padre del niño que esperaba. Lo que, según la defensa, para desvirtuar el móvil del crimen esgrimido por la acusación, que sostiene que la acusada prefirió borrar a Shaïna antes que tener un hijo con la que todos consideraban «una chica fácil». “¿Nos están haciendo creer que un chico de 17 años, al que le va bien en la escuela, es criado por padres completos, ha diseñado un asesinato digno de una película? No se sostiene”, insiste Élise Arfi que pedirá la absolución.
A medida que se acerca el juicio, el hermano de Shaïna oscila entre «ira, determinación y aprensión». El joven de 25 años, que vio su juventud ahogada en batallas legales, dice que está “listo para escuchar cualquier forma de mentira. No espero nada de él. Confío en la justicia y quiero una sentencia ejemplar, la vida”.