Era un adolescente de 16 años, que venía de fiesta con sus amigos. Thomas murió la noche del sábado 18 al domingo 19 de noviembre tras un atentado en una fiesta del pueblo de Crépol, en Drôme, cuyas circunstancias aún no se han esclarecido. Apuñalado por los atacantes, el joven murió mientras se dirigía al hospital de Lyon. Otras dos personas resultaron gravemente heridas.

Thomas vivía en la ciudad vecina, a pocos kilómetros al norte de Romans-sur-Isère. Apasionado del rugby, fue el último de tres hermanos. Sus padres, restauradores a unos diez kilómetros de Crépol, son conocidos y muy populares en la región.

“Era un osito de peluche muy simpático, un hombrecito sencillo y con una gran sonrisa”, explica a Le Figaro un pariente cercano de la familia. No puedo creer que ya no esté aquí”. “Era el tipo que reconciliaba a todos cuando había un pequeño conflicto en el grupo”, saludó Matteo, uno de sus compañeros, entrevistado por BFMTV. Él siempre estaba ahí diciendo ‘chicos, no tiene sentido buscar problemas, solo provocará problemas'». «Siempre estaba sonriendo, siempre nos hacía reír», añadió uno de los amigos, Maxence, en France 3.

“El club está tocado en sus carnes”, lamentó este domingo el RC Romans-Péage, donde el adolescente jugaba al rugby. Su equipo también debía jugar un partido el domingo en Saint-Marcel-lès-Valence. «Los jugadores se reunieron y decidieron honrar la memoria de Thomas jugando a pesar de la tristeza esta tarde para rendirle homenaje», explicó el club en su página de Facebook.