El Tribunal de Apelación de París pronunciará el miércoles su sentencia en el caso “Bygmalion”. En primera instancia, se dictó contra Nicolas Sarkozy una pena de un año de prisión, más allá de las exigencias de la fiscalía. Este fue el máximo en que incurrió el exjefe de Estado en este asunto. Otros trece acusados también fueron condenados a diversas penas, la mayoría de ellas suspendidas.
El caso se refiere a la financiación ilegal de la campaña presidencial del candidato saliente en 2012. El límite máximo autorizado, 22,5 millones de euros, fue pulverizado y aumentó a 43 millones. Para encubrir este colosal fraude, la parte oculta habría sido, según la fiscalía, facturada a la UMP (hoy LR) en forma de facturas falsas relativas a convenios fantasiosos. Y esto con la participación activa de la agencia de comunicación de eventos Bygmalion, cuyos directores no eran cercanos a Sarkozy sino a su rival dentro de la UMP, Jean-François Copé.
Sin embargo, la investigación no permitió establecer complicidad por parte del ex Presidente de la República, quien fue procesado por simple violación del código electoral. El Sr. Copé, sometido durante un tiempo a la condición de testigo asistido, ni siquiera fue acusado.
La audiencia de apelación, que sólo afectó a diez de los acusados, tuvo lugar del 8 de noviembre al 7 de diciembre de 2023. Sarkozy había reafirmado que no sabía nada, citando “fábulas” y “mentiras” de sus detractores, mientras que, en En su sentencia, el tribunal penal señaló que había “continuado organizando reuniones electorales”, aunque “había sido advertido por escrito” del riesgo de sobrepasar el límite legal y luego de su superación efectiva.
Los fiscales generales solicitaron esta vez un año de prisión suspendida contra él (frente a un año de los cuales 6 meses fueron suspendidos en primera instancia), ya que Sarkozy “no fue acusado de estar en el origen del sistema establecido” ni “habiendo sido informado de ello”. Para la defensa, aportada por Vincent Desry, la absolución era necesaria, porque su cliente “nunca había tenido conocimiento de un exceso” del límite máximo y “nunca había incurrido en gastos” personalmente. En consecuencia, según él, el fiscal no ha demostrado ni el elemento material del delito ni su elemento intencional.
Según la versión de Nicolas Sarkozy, Jean-François Copé, entonces jefe de la UMP, su jefe de gabinete, Jérôme Lavrilleux (también director adjunto del equipo de campaña presidencial y autor de la demoledora revelación del escándalo en 2014), y el La empresa Bygmalion se enriqueció a costa de las elecciones posteriores. Sin embargo, los jueces de instrucción Tournaire y Van Ruymbeke nunca encontraron el más mínimo rastro de este supuesto “tesoro de guerra”.
Contra los demás acusados, los fiscales generales solicitaron penas de 18 meses a 4 años de prisión, todas ellas suspendidas, así como multas de 10.000 a 30.000 euros.
Entre los que formaban parte de la UMP, sólo Jérôme Lavrilleux admitió haber cubierto el sistema de doble facturación. Los otros acusados afirmaron no tener conocimiento de nada, mientras se esforzaban por minimizar su implicación en el aspecto financiero de la campaña presidencial de 2012, a veces hasta el ridículo.
Hay mucho en juego para Sarkozy, condenado en apelación en el caso llamado “Paul Bismuth” (actualmente se está examinando un recurso de casación) y esperado ante otros tribunales en el contexto de un proceso relacionado con la supuesta “financiación libia” de sus actividades políticas, que siempre ha refutado ferozmente.