Al infiltrarse en miles de ordenadores y filmar sin saberlo a quienes veían películas pornográficas, fueron el origen de uno de los primeros casos de “sextorsión” a gran escala. Por estos actos cometidos durante varios meses en 2019, dos pequeños genios de la informática, juzgados desde este lunes 25 de septiembre en París, pueden presumir de haber hecho temblar a miles de víctimas pidiéndoles un rescate de 500 euros en concepto de molestia editorial, por cada uno de ellos. ellos, dos vídeos tomados sin su conocimiento.

Así advirtieron los dos jóvenes a su presa, en un correo electrónico estandarizado: “Soy un hacker que hackeó tu dispositivo (…). Creé un video en doble pantalla: la primera parte muestra el video que estabas viendo (tienes buenos gustos, ja, ja, ja) y la segunda parte muestra tu cámara web (…). Mi software obtuvo todos tus contactos y archivos (…). Si no lo hace, enviaré la grabación a todos sus contactos”. Y para precisar: “Incluidos tus padres, tus compañeros”.

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El asunto estalló en 2019, cuando ya se habían registrado varios centenares de denuncias. En Francia, las autoridades comprendieron rápidamente que se trataba de una verdadera hazaña informática. El virus creado por estos ciberdelincuentes es terriblemente contagioso. Contaminando el ordenador con un simple archivo adjunto enviado por correo electrónico, se propaga como la pólvora por todos los contactos que capta, robando contraseñas, documentos confidenciales… y la privacidad de las personas en el proceso. La alerta sobre este tornado, que se ha desatado en miles de ordenadores, la transmite el Ministerio de Justicia a todas las fiscalías. Para recoger las reclamaciones, se crea una dirección de correo electrónico: cyber-chantage@interieur.gouv.fr.

Confiado al juez de instrucción parisino, Pascal Gastineau, el “asunto criptoporno” dio lugar a varias investigaciones. Estos permitieron rápidamente localizar a los ciberdelincuentes: dos geeks de 21 años, Jordan y Augustin, residentes en Ucrania. Los dos se conocieron a través de videojuegos en línea y luego viajaron juntos a Europa del Este, un bastión de cierta piratería informática.

Muy rápidamente, los dos cómplices fueron detenidos. El 9 de septiembre de 2019, Jordan fue detenido cuando bajaba del avión en Roissy, procedente de Ucrania. Sabiendo que lo buscaban, Agustín se entregó tres meses después. Frente a la policía, ambos se muestran bastante cooperativos y cuentan cómo crearon esta máquina infernal. Vuelven a la creación de su virus, llamado “Varenyky”… ¡en referencia a un plato tradicional ucraniano! Desde los ordenadores infectados explican cómo las cámaras empezaron a funcionar de forma remota. Estos fueron provocados por palabras clave con connotaciones sexuales que los dos acusados ​​habían seleccionado y que correspondían a las tecleadas en el teclado por el usuario del ordenador. Luego, las imágenes se almacenaron en un servidor y se envió inmediatamente un correo electrónico de rescate automático.

Al parecer, los dos virtuosos fueron detenidos a tiempo. No se habría enviado ninguna película comprometedora y toda esta maquinaria informática aún presentaba algunos defectos, lo que reducía su eficacia. La configuración del servidor resultó insuficiente debido a la gran cantidad de imágenes que debían almacenarse, sobre todo porque a veces las cámaras se activaban inesperadamente. Los beneficios resultantes de este chantaje, minimizados por sus autores, no fueron tan importantes como se esperaba, aunque en el caso se menciona la suma de 1,3 millones de euros. Sin embargo, la vaguedad reside en el número de personas que aceptaron pagar un rescate: avergonzadas, fueron más bien discretas.

¿Qué dirán en el tribunal estos dos acusados ​​que, durante la instrucción, se tiraron piedras? Para Raphaëlle Rischmann, abogada de Jordan, el sombrero que le obligan a llevar a su cliente es demasiado grande. “En ese momento había otros equipos que enviaban correos electrónicos de chantaje, especialmente dirigidos al Ministerio de Justicia. Se creía que Jordan y su cómplice estaban detrás de esto, lo cual resultó ser falso. Pero no se ha aclarado todo en este asunto”, asegura.

En cuanto a Augustin, su nombre circuló en 2019 en otro caso, en perjuicio de los bancos franceses, donde se vaciaron cuentas privadas. “En este momento, no está implicado en este otro caso”, advierte su abogado, Jean-Laurent Panier, que evoca un pasado complicado para su cliente. El divorcio de sus padres y un intratable padre informático le precipitaron en este asunto por el que hoy está siendo juzgado. «Quería demostrarle a su padre que era capaz y quería causar sensación», dice.

A la espera de su juicio, que durará cuatro días, estos dos superdotados, que aparecen libres, han vuelto a conectar con lo que mejor saben hacer. «Jordan trabaja en su campo de especialización», afirma Rischmann, sin querer decir más. En cuanto a Augustin, hasta ahora autodidacta, aspira a obtener un diploma en informática. Después de la piratería, la respetabilidad…