En el médico o en la farmacia, la vacuna Covid-19 regresa este lunes 2 de octubre aunque aún no ha comenzado el invierno. En cuestión ? Una reanudación de la epidemia antes de lo previsto, insiste este lunes Brigitte Autran, presidenta del Comité de Seguimiento y Anticipación de los Riesgos Sanitarios (Covars), ante el micrófono de France Info. “Los primeros casos se observaron durante el verano y aumentaron gradualmente en septiembre”, insistió.

Y si los destinatarios de esta campaña son principalmente personas mayores de 65 años, personas frágiles con comorbilidades o inmunodeprimidos o incluso mujeres embarazadas, algunos jóvenes también quieren beneficiarse de ella. Por precaución, para proteger a sus seres queridos o para participar en el esfuerzo colectivo, explicaron a Le Figaro los motivos de su decisión.

“Estoy mal de salud y estoy haciendo todo lo posible para evitar un mes de baja”, respira Elsa, 28 años. Para la joven, esta enfermedad rima con malos recuerdos. “Tuve Covid dos veces, una antes del encierro y otra mucho después de mi última vacuna. Esas dos veces fueron horribles”, recuerda. En febrero de 2020, el joven arquitecto fue detenido durante dos semanas. “Tenía fiebre muy alta, no podía comer más, fue terrible. Los médicos consideraron hospitalizarme pero no había más lugar”, dice.

Durante 2022, la joven contrae el virus por segunda vez. También en este caso la experiencia es dolorosa y el paro laboral dura varias semanas. “Estaba exhausto, solo estaba durmiendo”. Y si Elsa escapó sin consecuencias gracias a su corta edad y su energía, no prefiere revivir estos momentos. “Como el Covid no es una gripe pequeña”, afirma, no hay motivo para no beneficiarse de una nueva dosis y así evitar cualquier forma grave.

Axelle, de 26 años, comparte esta opinión. Sin embargo, la mujer de Burdeos, hasta la fecha, nunca ha tenido Covid. “Soy estudiante de cuarto año de medicina, no tengo ningún deseo de que me arresten durante dos semanas”, asegura. “Me enfermé dos veces este verano, si puedo evitarlo este invierno, lo haré”. Y para ambos, es sólo una simple inyección de rutina. “Lo hago, como la gripe, me parece natural”, dice Marie, de casi treinta años. Hija de médicos, la abogada solo tuvo Covid una vez y de forma muy leve. “Simplemente había perdido el sentido del gusto y del olfato, pero nada grave”, afirma y añade que no guarda ningún mal recuerdo de ello.

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Y si no es para protegerte a ti mismo, es para proteger a tus seres queridos. “Es especialmente para mi hermana que está embarazada”, asegura desde el principio Achille, de 25 años. “Mi madre, médica de urgencias pediátrica, le dijo a toda la familia que no debíamos recibir a un bebé sin vacunas”, continúa. “Entonces, todos lo hacemos en la familia”.

El joven estudiante de biodiversidad también habla de sus antepasados: “Mi bisabuela tiene 103 años y mi abuelo es un gran fumador, no quiero volver enfermo a casa”, explica. “Estoy pensando en proteger a mi círculo íntimo, aunque desde un punto de vista individual no tengo ningún miedo”, explica, explicando que quiere vacunarse “a partir de este lunes”.

Lo mismo ocurre con Jean*, que quiere protegerse de todos los riesgos a medida que se acerca la Navidad y su estancia anual en casa de su abuelo. El joven de 24 años quiere proteger a su familia. “No es para mí, pero mi abuelo es muy mayor y muy frágil, no quiero darle nada ni quedarme encerrado en casa durante las vacaciones”.

Para la presidenta de Covars, Brigitte Autran, esta atención a las personas frágiles es una de las razones que pueden empujar a los jóvenes a vacunarse: “Si vives en el entorno de una persona frágil, también te recomendamos especialmente vacunarte para proteger para otros, lo mismo para los cuidadores”, declaró este lunes en France Info.

Jean ve aún más amplio. Además de en su abuelo, el joven trabajador parisino piensa en los cuidadores y recuerda los dolorosos episodios vividos por el sistema médico francés. “Cuando vemos la dificultad que ha habido en los hospitales no queremos que haya otras olas que saturen los hospitales”, lamenta.

Enfrentado en su vida profesional a un gran número de cuidadores, el joven no se toma las cosas a la ligera. “Los especialistas dicen constantemente que hay que hacerlo, que es importante”. Para Axelle, estudiante de cuarto año de medicina, proteger a los pacientes es esencial: “Aunque en el hospital no nos lo hayan dicho, lo encuentro normal como cuidador. Nos codeamos con personas vulnerables todo el día”, continúa.

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Por tanto, el asunto es colectivo. “Es una cuestión de solidaridad porque, a nivel completamente personal, no tiene ningún interés”, explica Jean antes de decidir: “Nadie quiere una triple epidemia, así que tenemos que pensar en los cuidadores”. Sin embargo, el joven no se imagina dando lecciones a otros: “La lógica sería que todos lo hicieran, pero no quiero intentar convencerlos, sólo mencionarlo”. Achille, por su parte, también tiene previsto hablar de ello con quienes le rodean. “Sé que existe esta campaña gracias a mis padres y a mi hermana, pero pocas personas de nuestra edad han oído hablar de ella”, señala. Por ello escribirá al grupo de su promoción en la universidad para avisar del lanzamiento de esta campaña: “Harán con ella lo que quieran”.

Y ambos ya están pensando en otras formas de protegerse a sí mismos y a los demás. “Si la epidemia se reanuda con más fuerza, también usaré mascarilla en el transporte público”. Según él, “todos deberíamos adoptar gestos de barrera”, aunque sean restrictivos. “El año pasado lo usé desde mediados de noviembre hasta mediados de febrero”, añade Jean. “Más vale prevenir que curar” parece ser su lema.