Se trata de una cuestión prioritaria sobre la que deben trabajar los cargos electos locales, reunidos a partir del lunes en el congreso de la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) en París. Como revela la última encuesta de la AMF y Cevipof, se espera que los ataques contra funcionarios electos, sean quienes sean, aumenten un 15% en 2020, alcanzando las 2.600 quejas y denuncias a finales de año. Invitado el domingo al «Gran Jurado-RTL-Le Figaro-M6», el presidente de la AMF, David Lisnard, advirtió sobre un «fenómeno en crecimiento».
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El alcalde LR de Cannes propuso en primer lugar una primera explicación para este aumento de la violencia: la “desintegración de la autoridad” y el “cuestionamiento de la decisión” que sufren directamente estos cargos electos sobre el terreno. “Cuando eres alcalde, nuestra vida diaria es a menudo decir no al abuso, al comportamiento descortés, a tirar basura. De esta manera uno se expone a individuos que a veces se comportan como retardados caprichosos más que como ciudadanos”, ilustró, antes de referirse al proceso de “descivilización” que está en marcha en la sociedad.
Una segunda explicación se encuentra, según él, en una expresión de “desintegración real”, es decir, una “pérdida de la autoridad del Estado”. «Cuando hay un sentimiento de impunidad, hay un descuido global (…) Hay una incapacidad de reprimir», continuó, señalando un «gran problema en nuestro país». Por eso David Lisnard quiere que los funcionarios electos locales estén mejor protegidos, en particular por la ley. “El ataque a un funcionario electo o su denigración en las redes sociales debe considerarse un ataque a una persona que ostenta la autoridad pública”, insistió. Las penas impuestas alcanzarían entonces hasta los 7 años de prisión y una multa de 100.000 euros.
En este contexto de violencia e incivilidad, cada vez más cargos electos locales optan por tirar la toalla antes del final de su mandato. “Desde 2020, ha habido una media de 40 dimisiones de alcaldes al mes”, advirtió el concejal de Cannes, “el doble que en la década anterior”. En total ya se han registrado más de 1.300 deserciones. Detrás de este gran desaliento, David Lisnard ve también una desilusión entre los concejales entre su “necesidad de acción” y su “capacidad de acción”. “El poder de actuar se ha visto disminuido. Somos un país de procedimientos. Es la burocracia la que obstaculiza la acción, cada vez dedicamos más tiempo al papeleo”, continuó. Y para explicar: “si antes hacía falta unas semanas para realizar un proyecto, ahora se necesitan algunos años”. También aquí, el jefe de la AMF denunció una “recentralización” tanto a nivel “normativo” como “financiero”. en funcionamiento desde hace ya varias décadas. Según él, Emmanuel Macron tampoco ha invertido la tendencia, sometiéndose además a “un conformismo tecnocrático y centralizador muy poderoso”.
Otro punto negro que debería plantear el congreso de la AMF: la remuneración demasiado baja de los cargos electos municipales. «La mayoría de los alcaldes ganan menos de 1.080 euros, menos que el salario mínimo. Muy a menudo, pierden económicamente», lamentó David Lisnard. Antes de argumentar: “cuando eres alcalde, trabajas mucho: cuando un alcalde gestiona miles de empleados cuando hace todo él mismo, debería tener al menos una compensación para los mandos intermedios”. Lo cierto es que la cuestión financiera, según él, «no es en absoluto una prioridad para los cargos electos», más preocupados por la realización de sus «proyectos de mandato». «Si hiciéramos esto por dinero, haríamos otra cosa», bromeó.