Ante la crisis política provocada por el texto sobre inmigración aprobado por su Ministro del Interior, Gérald Darmanin, Emmanuel Macron emprendió un procedimiento sin precedentes: el Presidente de la República prefirió conceder a LR una versión más dura del texto. Al mismo tiempo, él mismo apeló al Consejo Constitucional, esperando que las disposiciones más radicales de la ley sean censuradas.

A la cabeza de las disposiciones señaladas por el campo macronista, está la serpiente marina de las “cuotas”. El texto prevé que el Parlamento fije durante tres años el número de extranjeros autorizados a establecerse en Francia para cada categoría de estancia, a excepción del asilo. Benjamin Morel, profesor de Derecho público en la Universidad París 2 Panthéon-Assas, no oculta su escepticismo: “Tal límite provocaría una ruptura de la igualdad entre dos inmigrantes cuya situación es, sin embargo, similar”.

Sin embargo, el Consejo Constitucional podría pronunciarse de manera diferente dependiendo de los permisos de residencia. En 2008, una comisión presidida por el ex presidente del Consejo constitucional, Pierre Mazeaud, concluyó que las cuotas de inmigración económica, establecidas según criterios precisos (basados, por ejemplo, en las necesidades de determinados sectores) serían “considerables” con respecto a la Constitución, pero no es “indispensable”. El informe señala otros mecanismos que permiten regular estos flujos, como los acuerdos bilaterales celebrados directamente con los Estados.

Más difícil, por otra parte, considerar las cuotas en los permisos de residencia vinculados a la inmigración familiar. Guillaume Drago, profesor de Derecho público en la Universidad París II Panthéon-Assas, recuerda que el Consejo Constitucional estableció el “derecho a llevar una vida familiar normal” como un principio general con valor constitucional, en su decisión del 13 de agosto de 1993.

Pero más allá de las cuotas, la ley de inmigración también restringe la reunificación familiar. Por ejemplo, un inmigrante que desea traer a su familia debe haber permanecido ya no 18, sino 24 meses en el territorio. “No tocamos los principios, sino las modalidades del principio, sin desnaturalizarlo, que está autorizado por los Sabios”, subraya un ex secretario general del Consejo Constitucional. “Queda por ver si los jueces considerarán que este endurecimiento “distorsiona” el principio, en relación con el artículo 10 del preámbulo de la Constitución de 1946″, matiza Benjamín Morel.

Leer tambiénEl campo de Macron se sumerge en una crisis sin precedentes

Otro punto sensible: el endurecimiento de las condiciones de acceso de los extranjeros en situación legal a las asignaciones familiares y a la asistencia personalizada a la vivienda (APL). La ley de inmigración aumenta el período mínimo de residencia en Francia a cinco años para los extranjeros que no trabajan y a tres meses para los demás. Un ex secretario general del Consejo Constitucional se muestra circunspecto: “Existe un principio general según el cual las prestaciones sociales, incluso las no contributivas, se deben a las personas en situación legal. Por supuesto, es necesario justificar una presencia suficientemente larga en el territorio, pero no veo a los Sabios validando una presencia de cinco años, es un poco fuerte.

La mayoría espera finalmente que determinadas medidas, que aceptó a regañadientes, sean descartadas por el Consejo Constitucional por considerarlas arrogantes legislativas, porque no tienen relación con el texto inicial. Éste es el caso, por ejemplo, del fin del automatismo del Derecho agrario en determinados casos. Excepto que el Consejo Constitucional admite teóricamente todas las enmiendas adoptadas por la primera asamblea mencionada -en este caso el Senado- siempre que no estén desprovistas de cualquier vínculo con el texto. Tal es el caso de esta medida, inicialmente votada por el Senado y relacionada con la política migratoria. “El problema es que el Consejo Constitucional tiene poco en cuenta esta norma en su jurisprudencia”, subraya Benjamín Morel.

Leer tambiénLey de inmigración: Marine Le Pen disfruta de la trampa tendida al ejecutivo

Detenidos por separado por el Jefe de Estado y por la izquierda, los Sabios de la calle Montpensier tienen en cualquier caso un mes para gobernar. Por tanto, su decisión se conocerá antes de finales de enero. Pero de un modo u otro, tenga cuidado de no presumir de sus oráculos.