BAGDAD – En Irak, el goteo se ha convertido en una masacre: periodistas, académicos y activistas están en el visor. Decir lo que sucede en el País de los dos ríos se ha vuelto más peligroso incluso para el período de batallas, más encendido, durante la invasión americana. El último cayó en la parte frontal de la información es el director de la estación de televisión Al Rasheed, Nizar Zannoun , quien fue asesinado en una emboscada en el distrito de Al-Jamaa, en Bagdad.

Zannoun se suma a una larga lista de sangre, en parte coincidente con el brote de protestas en todo el País, con los asesinos dirigidos a los reporteros y activistas. En enero, el comentarista de Dijlah tv Ahmed Abdul Samad y su camarógrafo Safaa al-Ghali, han sido asesinados en tiros de armas de fuego, ya que se produjeron las manifestaciones contra el gobierno en Basora, en el sur del País. Abdul Samad había seguido el movimiento de la contienda desde los primeros días, y de acuerdo a los medios locales habían criticado abiertamente el papel de Irán en los disturbios de la iraquíes.