Esta es otra consecuencia de los incendios que afectan a Grecia desde mediados de julio. Las emisiones de carbono de los incendios en Grecia han alcanzado niveles no vistos en las últimas dos décadas, dijo el miércoles (26 de julio) el observatorio europeo Copernicus. “Si bien todavía quedan varias semanas antes de que finalice el verano, continuaremos monitoreando de cerca las emisiones de los incendios y los posibles efectos en la calidad del aire en toda la región”, comentó en particular Mark Parrington, científico senior de Copernicus.

Estos incendios se ven favorecidos por el mayor riesgo de calor abrasador y sequía, acentuados por el calentamiento global. El propio calentamiento global causado por la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO₂). Problema, “cuando un árbol muere, libera a la atmósfera todos los gases que ha almacenado durante toda su vida”, explica Jonathan Lenoir, investigador del laboratorio de Ecología y Dinámica de Sistemas Antropizados de la Universidad de Picardía Jules Verne.

A lo largo de su vida, los árboles actúan como un “sumidero de carbono”, absorbiendo parte de los gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera. Es cierto que los bosques liberan parte de lo que absorben, pero tienen un “balance positivo de CO₂”. Según el Comisariado de Energía Atómica y Energías Alternativas (CEA), los bosques absorben en torno al 10% de las emisiones anuales de CO₂ en Francia: “Mientras el árbol está vivo, almacena dióxido de carbono”, prosigue este especialista.

Una cantidad de gas que retiene hasta que se consume. “La decadencia de un árbol lleva varios años, décadas o incluso siglos en algunos casos”, dice Jonathan Lenoir. Mientras el gas de efecto invernadero permanezca almacenado en el árbol. El fuego cambió la situación con su “brutalidad”. “Cuando un árbol se quema, una cantidad colosal de gases de efecto invernadero se libera repentinamente a la atmósfera”, agrega Jonathan Lenoir. En otras palabras, todo lo que el árbol ha almacenado durante toda su vida se libera en ese momento a la atmósfera.

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Del mismo modo, las llamas de un fuego tocan el suelo y las raíces de las plantaciones. “El carbono del suelo también se liberará” bajo el efecto de las llamas, añade Sophie Szopa, química atmosférica y coautora del informe del IPCC de 2021 sobre la atmósfera.

¿De ahí a tener un efecto importante en el calentamiento global? “Lo acentúa un poco, es una señal”, dice Sophie Szopa. Según ella, estas emisiones adicionales de gases de efecto invernadero están lejos de las causadas más directamente por la actividad humana. Pero esto tampoco debe tomarse a la ligera, según Nathalie Huret, física atmosférica, ex directora del Observatorio de Física de la Tierra de Clermont-Ferrand. Según ella, esto muestra un “efecto bola de nieve”.

A escala planetaria, los bosques representan uno de los dos mayores absorbentes de gases de efecto invernadero, junto con los océanos. Una vez que los bosques han sido quemados y los árboles talados, el “sumidero de carbono” desaparece. “Al año siguiente del incendio, ya no queda un árbol para seguir absorbiendo CO₂”, lamenta Nathalie Huret. Por lo tanto, debemos esperar a que se reforesten los bosques y que estos “sumideros de carbono” vuelvan a desempeñar su papel.

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Siempre que espere. “Para que un árbol absorba tantos gases de efecto invernadero como su antecesor, hay que esperar años”, explica Jonathan Lenoir. “También hay mortalidad natural cuando plantas árboles”, continúa, lo que retrasaría el momento en que un árbol puede almacenar CO₂ nuevamente.

Una proporción que ha tendido a disminuir en los últimos años, el climatólogo del Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente del CEA Philippe Ciais habla incluso de “bosques franceses en crisis”. Para Sophie Szopa, “es preocupante porque dependemos del bosque” para absorber las emisiones de gases de efecto invernadero.

Entonces, ¿qué soluciones? “Diversificando el ecosistema”, asegura Jonathan Lenoir. “Es necesario mezclar especies y asegurar la heterogeneidad de los bosques. Cuanto más homogéneo es, mayor es el riesgo de que el fuego alcance”. En concreto, algunas especies son más sensibles al fuego porque liberan “moléculas inflamables”, mientras que otras serán más resistentes a las llamas porque almacenan más agua o porque su corteza es más gruesa. “El fuego, por tanto, se propaga menos rápido”, analiza, al tiempo que apunta a los “ecosistemas con una sola especie” que pretenden “asegurar un retorno económico”.

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Ante este vasto proyecto, el ministro de Agricultura Marc Fesneau anunció el miércoles 26 de julio que serían necesarios entre “8 a 10 mil millones de euros” para adaptar el bosque francés al cambio climático. En octubre de 2022, Emmanuel Macron también había prometido “la plantación de mil millones de árboles” en Francia en “diez años”, o “el 10% de nuestro bosque”. Un objetivo que apunta en particular a llenar las áreas boscosas perdidas debido a los incendios forestales.