El verano pasado fue el más caluroso registrado en Europa. La agencia de estadísticas de la UE, Eurostat, ya había informado sobre un exceso de mortalidad relacionado con este episodio climático extraordinario, pero aún no se había estimado el alcance de esto. Esto se hace gracias al trabajo conjunto de investigadores del Inserm y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que acaba de publicarse en Nature Medicine.
Según sus estimaciones, las altas temperaturas (2,3°C por encima de lo normal para la temporada, 20,3°C de media) en el verano de 2022 provocaron 61.672 muertes entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre en el continente europeo. Durante el verano de 2003, con una temperatura media de 20,2°C durante la temporada, el exceso de mortalidad fue de 71.449 defunciones. Fue este desastre sanitario el que hizo comprender la urgencia de proteger a las poblaciones mediante la planificación de estrategias de adaptación del entorno, especialmente urbano, al aumento de las temperaturas, pero también mediante el desarrollo de un plan de ola de calor vigente cada año desde junio hasta mediados de septiembre, con mapas de vigilancia y campañas de comunicación. El verano pasado, por primera vez, se enviaron mensajes de texto a gran escala, de forma experimental, a poblaciones vulnerables al calor durante el período de vigilancia amarillo y naranja. Un programa cuya eficacia debe ser evaluada.
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Las cifras de 2003 y 2022 no son, sin embargo, estrictamente comparables, advierten los autores: por un lado, precisan, el “exceso de mortalidad” es la diferencia entre la mortalidad observada y la esperada para la temporada, y “como mortalidad relacionada con el calor ocurre cada verano, la estimación de exceso de mortalidad puede excluir parte de la carga de mortalidad relacionada con el calor”. Por otro lado, el perímetro estudiado en 2003 incluía solo 16 países, mientras que el elegido por los investigadores para 2022 incluye 35 (Unión Europea, Islandia, Serbia, Montenegro, Albania, Noruega, Reino Unido, Liechtenstein y Suiza). “Limitando a las mismas regiones y países, nuestras estimaciones de mortalidad relacionada con el calor para el verano de 2022 fueron un 15 % más bajas (es decir, 52 121 muertes). »
Para realizar sus cálculos, los investigadores se basaron en datos de temperatura y mortalidad de los años 2015-2022 de la población objetivo que representa 543 millones de habitantes. A partir de ahí, derivaron modelos que permiten estimar, por regiones, la mortalidad atribuible cada semana a las altas temperaturas en el período estival. Para el verano de 2022, aunque durante todo el período se observaron temperaturas superiores a lo normal, la mayoría de las muertes (38.881) fueron causadas por las altísimas temperaturas entre el 11 de julio y el 14 de agosto.
Francia, el país con mayor aumento de temperatura respecto a las medias estacionales (2,43°C), ocupa el cuarto lugar en cuanto al número de muertos: hay un total de 4.807 muertes relacionadas con el calor. Le siguen Italia (18.010), España (11.324) y Alemania (8.173). Por otro lado, si tenemos en cuenta la tasa de muertes por millón de habitantes, Italia, Grecia, España y Portugal fueron los más afectados, con tasas que alcanzaron los 295, 280, 237 y 211 muertos respectivamente. Francia lo está haciendo mucho mejor en este sentido, con 73 muertes por millón de habitantes, por debajo de la media europea, evaluada en 116.
“El exceso de mortalidad está vinculado tanto a la vulnerabilidad de la población como a las temperaturas alcanzadas”, explica Hicham Achebak, investigador del Inserm, que lideró el estudio. La pirámide de edad, el estado de salud, el nivel de vida y la calidad de la vivienda (aislamiento, aire acondicionado o no, etc.) son factores que pueden aumentar el riesgo de muerte durante una ola de calor. Por el contrario, las medidas puestas en marcha desde 2003, como los planes para la ola de calor o el aumento de zonas verdes, pueden contrarrestar en parte este efecto. “En términos de adaptación al calor, el estudio nos dice que Francia tiene resultados bastante buenos, aunque todavía hay que avanzar, ya que todavía hay varios miles de muertes en lamento”, analiza Hicham Achebak. Los países del Sur, proporcionalmente más golpeados que Francia el verano pasado, se enfrentan a dificultades estructurales además de las temperaturas sentidas: un nivel socioeconómico más bajo, viviendas mal aisladas…
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Public Health France (SPF) había presentado en noviembre sus propias estimaciones de exceso de mortalidad para el verano de 2022. Sin embargo, los cálculos se centraron en episodios de olas de calor, que cumplen una definición científica estricta: al menos tres días consecutivos cuando el día promedio y la noche superan ciertos umbrales, que varían según la región. Los mayores de 75 años fueron la gran mayoría entre las víctimas y cuatro regiones del sur acumularon casi dos tercios del exceso de muertes: Occitanie, Auvergne-Rhône-Alpes, Nouvelle-Aquitaine y Provence-Alpes-Côte d”Azure. Más recientemente, SPF presentó una modelización de la mortalidad atribuida al calor para todos los veranos desde 2014 (y no solo para los períodos de ola de calor) y llegó a la cifra de 6.969 muertes por calor en Francia para 2022.