Se ha dado un nuevo paso crucial hacia un tratado para proteger la alta mar, que se encuentra más allá de las aguas territoriales de los países. Los representantes de los 193 miembros de las Naciones Unidas, reunidos en Nueva York los días 19 y 20 de junio, adoptaron el texto. Este borrador de tratado establece un marco para proteger «el 60% de los océanos, es decir, más del 40% de la superficie terrestre», saluda Hervé Berville, Secretario de Estado para el Mar.
Rena Lee, representante de Singapur y presidenta de los debates, concluyó las discusiones iniciadas hace más de quince años para proteger esta área crucial para el clima, el medio ambiente y la humanidad. Los océanos capturan el 90% del exceso de calor en la atmósfera y alrededor de una cuarta parte de los gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas. Por tanto, son fundamentales para «nuestra resiliencia ante el cambio climático y el sustento de miles de millones de personas», recuerda Rebecca Hubbard, directora de Alliance for the High Seas, que reúne a medio centenar de ONG y la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza.
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El texto indica un método original para compartir información e ingresos derivados de los recursos genéticos marinos: los beneficios en medicina, farmacia o cosmética de las extracciones de alta mar beneficiarán en parte a los países vecinos que no tienen los medios para investigar o explotar los recursos sus costas. Sobre todo, este tratado contribuirá a alcanzar los objetivos globales sobre biodiversidad, decididos en diciembre de 2022, de proteger el 30% de las áreas marinas y terrestres para 2030. El borrador del tratado en alta mar establece un “marco legal vinculante, porque una mayoría de los países podrán decidir crear un espacio marino, sin que un solo país pueda bloquear su creación”, añade el secretario de Estado francés.
“Es un acuerdo importante pero todavía estamos al comienzo del proceso hacia la promulgación del tratado. Los países que quieran ratificarlo deberán asegurarse de que no tienen leyes nacionales que se opongan a su ratificación y, si es necesario, adaptar su legislación”, dice Rebecca Hubbard. El Tratado de Alta Mar entrará en vigor 120 días después de que sea ratificado por un país número 60. Una fecha límite esperada en dos años, en junio de 2025, en Niza, durante la conferencia de la ONU sobre el océano.
Ya, 52 países, incluidos los de la Unión Europea, India y, en particular, Japón, unidos en la High Ambition Coalition, se han comprometido a ratificarlo. Por parte francesa, esto no debería plantear ninguna dificultad, “después de la presentación de una ley de ratificación en el Parlamento”, especifica Hervé Berville. En septiembre, en la próxima reunión de las Naciones Unidas, un gran número de países tendrán que firmar este borrador de tratado para presionar a los más indecisos. Rusia consideró varios elementos del texto «totalmente inaceptables». Además, en julio, en la sede de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, tendrán lugar en Kingston (Jamaica) debates sobre la explotación de nódulos metálicos, ricos en cobre, níquel y cobalto en particular. ¿Se decidirá una moratoria? De lo contrario, el tratado de alta mar corre el riesgo de terminar como un hermoso edificio amenazado por la minería, lo que podría alterar la biodiversidad marina y liberar CO2 almacenado en el lecho marino.