Un aumento preocupante de casos de leptospirosis en los territorios franceses de ultramar. En particular, en la isla de Reunión, donde se registraron 165 casos y tres muertes relacionadas con esta enfermedad en 2022, frente a los 140 casos de 2021. Para combatir la proliferación de esta bacteria transmitida de ratas a humanos, las autoridades de Reunión han lanzado una segunda campaña de desratización de 17 de marzo hasta finales de mayo.
La leptospirosis es causada por la bacteria leptospira que prospera en ambientes cálidos y húmedos, donde puede sobrevivir hasta por varias semanas. La enfermedad se contrae por contacto con agua (agua dulce o suelo fangoso) contaminada con orina y excrementos de mamíferos, principalmente ratas. Los humanos pueden infectarse solo si tienen lesiones en la piel; las bacterias no cruzan la piel sana.
Esta enfermedad infecciosa experimenta un recrudecimiento cada año durante la temporada de lluvias, de enero a mayo. Sin embargo, desde 2016, se ha observado un aumento sin precedentes en el número de casos en Reunión: de 45 casos en 2016 a 165 casos en 2022. Esto se explica en parte por las lluvias extremas provocadas por el calentamiento global. «Con las fuertes lluvias recientes, también se espera un aumento adicional en el número de casos en las próximas semanas», advierte el Ministerio de Salud en Figaro.
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“La temporada de lluvias es el período de mayor riesgo”, recordó la Agencia Regional de Salud, citada por France Info. “Este período es particularmente favorable para la lixiviación del suelo responsable de la dispersión de las leptospiras en el medio ambiente. También cuenta con condiciones de temperatura y humedad propicias para la supervivencia de la bacteria en ambientes húmedos”, continúa el Ministerio de Salud.
Sin embargo, otros factores pueden haber contribuido al aumento de la contaminación en la Isla Reunión. En particular “una mejora en la declaración de casos de leptospirosis en relación con la sensibilización de los profesionales de la salud”, informa el ministerio. Si esta enfermedad es conocida desde hace más de un siglo por los científicos, «estamos asistiendo a verdaderos problemas de diagnóstico porque los síntomas son cercanos a los de la gripe (fiebre alta, dolor muscular y dolor de cabeza)», plantea Mathieu Picardeau, responsable del Instituto Nacional centro de referencia en leptospirosis del Institut Pasteur.
“Este aumento de casos es preocupante porque no diagnosticar a un paciente con leptospirosis aumenta sus posibilidades de desarrollar formas graves de la enfermedad”. Los primeros síntomas aparecen en promedio una o dos semanas después de la contaminación. Pero «la enfermedad puede empeorar de cuatro a cinco días después de los primeros síntomas y extenderse a las meninges, hígado, riñones, pulmones…», advierte el ministerio. En 2022 en Reunión, 7 casos de 10 requirieron hospitalización y 1 caso de 4 fue colocado en cuidados intensivos.
Según Mathieu Picardeau, los científicos identifican un millón de casos graves en el mundo cada año, «pero esta cifra probablemente esté subestimada debido a la falta de vigilancia, especialmente en África». Y al menos 60.000 personas al año mueren por esta enfermedad, añade el experto. Este último todavía quiere tranquilizar: «Cuando el diagnóstico se hace a tiempo, el tratamiento con antibióticos es muy efectivo».
La Reunión no es el único territorio francés de ultramar afectado por este aumento de la contaminación. Este es el caso de Nueva Caledonia, cuyo número de casos pasó de 65 en 2019 a 265 en 2022. En el resto del mundo, la leptospirosis está presente en islas tropicales. “Las incidencias más altas se registran en el Sudeste Asiático, en el Pacífico y el Océano Índico”, especifica Mathieu Picardeau.
Pero, ¿qué pasa con la Francia continental? Según el investigador del Institut Pasteur, “hay una media de 700 casos de leptospirosis al año en Francia continental”. Con el paro de recolectores de basura en la capital en las últimas semanas, montañas de basura ensucian las calles y atraen ratas.
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Surge entonces la cuestión de un aumento de la contaminación. “No hay riesgo sanitario comprobado, asegura el Ministerio de Salud, porque las aceras de las ciudades no son un ambiente húmedo propicio para la supervivencia o proliferación de leptospiras”. Mismo análisis por parte de Mathieu Picardeau que declara no observar ninguna evolución en este sentido y añade que “el pico epidémico es en verano cuando la gente practica actividades acuáticas”.