Francia, que alberga una décima parte de los arrecifes de coral del mundo, debe “reforzar el control” de la calidad del agua en torno a estos ecosistemas marinos repletos de vida, según un dictamen publicado este lunes por la ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria). El documento señala importantes deficiencias en el control de los contaminantes extranjeros. “Algunas sustancias que hemos identificado como nocivas para los corales no están sujetas a ningún seguimiento”, comenta Aurélie Mathieu, una de las coordinadoras del estudio encargado por el Ministerio de Transición Ecológica e Inclusiva. Y su vigilancia, cuando se implementa, varía mucho de un territorio a otro”.

Basándose en una revisión de la literatura científica realizada con la Oficina Francesa de Biodiversidad (OFB), la ANSES enumera una veintena de sustancias químicas (entre cincuenta contaminantes evaluados) que pueden representar riesgos para la salud de los corales franceses, en Guadalupe, Martinica, Mayotte y Reunión y contribuir a su degradación.

Se trata principalmente de pesticidas, metales (zinc, aluminio, etc.), filtros UV contenidos en las cremas solares e hidrocarburos, como el tolueno y el benceno, procedentes de vertidos industriales o del transporte marítimo. La exposición de los corales a estos contaminantes puede afectar notablemente a su fertilidad, su crecimiento, su decoloración y su densidad.

Los expertos, sin embargo, se enfrentan a la falta de estudios sobre los efectos tóxicos, muy sospechados, de detergentes, nanomateriales, productos farmacéuticos y microplásticos. La ANSES subraya que su lista está “muy subestimada”: hay miles de sustancias químicas dispersas en el mar, cuya presencia y efectos no se miden. La directiva europea sobre el agua sólo exige el control de un número limitado de sustancias consideradas prioritarias.

Por ejemplo, ninguna molécula de la familia de filtros UV está integrada en un programa francés de control de las aguas costeras. Los expertos, sin embargo, señalan tres sustancias (oxibenzona, octinoxato y octocrileno) cuyas concentraciones en el medio ambiente pueden constituir un riesgo para los arrecifes de coral. Han sido prohibidos en determinadas regiones del mundo, como Hawaii o Tailandia, y actualmente son objeto de una evaluación a nivel europeo para aclarar sus propiedades como disruptor endocrino.

Por cierto, la ANSES expresa sus reservas sobre las “declaraciones o pictogramas” que llevan determinadas cremas solares, prometiendo que respetan el medio marino. La agencia pide a los fabricantes que aporten pruebas científicas de estas afirmaciones, que en cualquier caso son “incompatibles” con la presencia de una de las tres sustancias enumeradas en el dictamen pericial.

La contaminación química debilita los arrecifes de coral y afecta su resiliencia a las presiones inducidas por el cambio climático: aumento de las temperaturas, acidificación del agua e incluso más ciclones. A nivel mundial, el 20% de estos ecosistemas ya han sido destruidos irreparablemente en las últimas décadas.

Para reducir la presión ejercida sobre los arrecifes franceses, ANSES recomienda limitar los vertidos de sustancias peligrosas en su origen, en particular prohibiendo su uso en el marco del reglamento europeo REACH. También pide una mejora en la instalación y operación de redes de saneamiento de aguas residuales alrededor de áreas que albergan corales. De hecho, constituyen una fuente importante de vertidos de contaminantes al mar.