Se ha convertido en el enemigo número uno de los vacacionistas. Muy conocido en el sureste de Francia, el mosquito tigre, adornado con sus grandes rayas blancas, ha ido ganando terreno en los últimos años. “Ya me codeé con él varias veces en casa de mis abuelos en Saint-Raphaël”, testifica Louis, treintañero. “Pero este verano me devoraron en la costa vasca, a todas horas del día”. A diferencia de sus abuelos, donde están equipados con mosquiteros, ventiladores e incienso, no estaba armado para protegerse, por lo que fue mordido unas decenas de veces.

Biarritz, París, Limoges e incluso Rennes… Muy pocas ciudades escapan hoy al mosquito tigre, tan cómodo en un entorno urbano como en el campo. En enero de 2023, el Ministerio de Salud reportó 71 departamentos en los que se había establecido Aedes Albopictus. “Llegó en 2004 a la frontera italiana y en pocos años ha colonizado 3/4 del territorio francés”, comenta Anna-Bella Failloux, entomóloga del Institut Pasteur. Este último se mueve con el humano, dentro de automóviles, trenes y otros medios de transporte. Desafortunadamente, una vez instalado, es imposible erradicarlo por completo.

Por lo tanto, el mosquito tigre no está dispuesto a abandonar el territorio francés. Al contrario, seguirá extendiéndose: “Creo que dentro de 10 años estará en todas partes en Francia”, continúa explicando el experto. “Crece en pequeños recipientes de agua, como macetas, platillos pequeños y está muy asociado con la vida humana”, agrega Anna-Bella Failloux. Una vez alimentada, la hembra pone huevos que son capaces de soportar el frío y la sequía. Por lo tanto, el Norte no se salvará, especialmente porque ya está en Bélgica y Luxemburgo.

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A diferencia de sus pares, el mosquito tigre pica en cualquier momento, con una pequeña preferencia al principio y al final del día. Por otro lado, como muchos insectos, no puede regular su “temperatura interna”. Así que no picará cuando haga mucho calor o cuando su presa esté bajo un sol abrasador. Su picadura no será necesariamente más dolorosa que la de otros mosquitos: “Dependerá de la persona, pero al cabo de un tiempo adquieres una leve inmunidad. La picadura al comienzo de la temporada será más dolorosa que la del final de la temporada”, explica Anna-Bella Failloux.

Pero entonces, si hay que adaptarse, ¿cómo se limitan las picaduras? “Hay que limpiar alrededor de las casas vaciando los recipientes de agua que generarán mosquitos”. Platos para macetas, cubos, lonas o incluso juguetes, por ejemplo. Para que sea eficaz, esta tarea debe hacerse junto con el vecindario, porque “si el vecino no lo hace, no servirá de mucho”, continúa explicando Anna-Bella Failloux. Entonces, todos los medios son buenos: mosquitero, incienso, abanico. “Bombardear las habitaciones con insecticida no es la solución adecuada, han aprendido a protegerse de él y daña el medio ambiente”, admite.

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Además de la naturaleza molesta del insecto, el mosquito tigre también es peligroso para la población, porque es el vector de varias enfermedades exóticas. El verano pasado, se detectaron 65 casos autóctonos de dengue -pacientes que no han viajado a las zonas donde circula el virus, nota del editor- en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, en Occitania pero también en Córcega. “Basta que un viajero regrese de uno de estos países y sea picado en Francia para transmitir el virus”, añade Anna-Bella Failloux. Otras enfermedades tropicales, como el zika o el chikungunya, podrían afectar a Francia en unos años.