A despecho de muchas predicciones en su contra, la criptoeconomía ha logrado sobreponerse a un 2022 lleno de profundos baches. Luego de haber pasado los 65 mil dólares en noviembre de 2020, el bitcoin enfrentó su mayor caída este año. Hace menos de un mes llegó a su nivel más bajo desde esa fecha, cayendo un 75% respecto a esa cotización.
Sin embargo, la criptodivisa volvió a recuperarse levemente y parece dirigirse a un período de corrección alcista durante los próximos meses. Veamos las principales predicciones en torno a la criptoesfera para el año venidero que, a todas luces, ofrece desafíos y oportunidades.
1. El ciclo cuatrienal del bitcoin
Cada cuatro años aproximadamente —para ser exactos, cada 210.000 bloques minados—, el bitcoin pasa por un proceso denominado halving. Significa “reducción a la mitad”, que en este caso se trata de la velocidad con que se minan nuevos bitcoins.
Según la ley de la oferta y la demanda, la escasez de un bien altamente cotizado dispara su valor. Como consecuencia natural del halving, el valor del bitcoin experimenta incrementos significativos, que están claramente respaldados por su cotización histórica.
Tomando como inicio del cuatrienio cualquier año dado de halving, el ciclo suele tener lugar siguiendo el siguiente patrón:
1 año: alza marcada de los precios
2 año: corrección (predominantemente a la baja)
3 año: alza moderada
4 año: alza significativa
El tercer halving de bitcoin, ocurrido hacía mayo de 2020, no siguió el patrón de los anteriores por causa de la pandemia. Sin embargo, tras el criptoinvierno de 2021, la predicción hacia 2023 es la esperada, con tendencia a la recuperación.
2. La “Fusión” de Ethereum y el futuro de la criptoeconomía
Ether, la criptomoneda más importante después del bitcoin, acaba de protagonizar el pasado septiembre un momento histórico en el mundo cripto. Denominado “Fusión” (Merge, en inglés), consistió en la transición de su anterior sistema de minado a otro más ecológico y sustentable.
En resumen, su gasto de energía disminuyó 99,95% con este cambio, traducido en una dramática reducción de su impacto ambiental. Dado que sobre la blockchain de Ethereum corre un inmenso ecosistema de tokens y dApps, los beneficios saltan a la vista para distintos rubros —incluyendo le esfera de casino Vegas—.
Quizá se haya criticado a Ethereum por llegar tarde a esta transición, pero se trató de un desafío increíblemente complejo. Sin embargo, ahora completamente mudada a la Beacon Chain, la plataforma de Ethereum se vuelve más atractiva que nunca. No solo para los grandes inversores que no necesitarán derivar grandes capitales en energía e infraestructura, sino para todos.
Quedan en el aire preguntas inevitables: cuándo seguirá este ejemplo la blockchain de bitcoin y qué pasará si no lo hace.
3. El primer fondo cotizado al contado de bitcoin podría llegar finalmente en 2023
Durante largos años, la criptoesfera ha estado esperando por una decisión de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos. La aprobación de un fondo en bitcoin al contado cotizado en bolsa —ETF, por sus siglas en inglés— que lo cambiaría todo.
Los ETF son fondos de inversión que monitorean el valor de un índice o activo, desde divisas hasta materias primas. Así, las acciones del fondo cotizan en la bolsa ancladas al valor del activo o commodity en el que se respalda.
Su principal atractivo es que permiten a los inversionistas realizar sus transacciones en un entorno seguro y de confianza. En el caso del bitcoin o cualquier otro criptoactivo, las negociaciones ocurren en escenarios que generan desconfianza al inversionista tradicional.
En cambio, un EFT de bitcoin permitiría hacer los intercambios mediante una bolsa de valores, como en el caso del oro. Analistas de Bloomberg sostienen que el próximo año, finalmente, habrá un giro de timón en la política estadounidense a favor del bitcoin.
4. Las DeFi seguirán creciendo gracias a los fallos de las CeFi
Las finanzas centralizadas (CeFi) siguen atravesando severos contratiempos, y el año pasado fue una muestra fehaciente de ello. Mientras tanto, las DeFi o finanzas descentralizadas tuvieron, por un lado, un desempeño impecable, y por otro, un notable crecimiento.
Tras la escandalosa caída de FTX —uno de los más grandes criptoexchanges del mundo— las transacciones en las DeFi se dispararon casi 70%. Eventos así demuestra la mayor fortaleza de las DeFi: el uso de contratos inteligentes para el control de las inversiones.
Mientras las CeFi aprenden de estos colapsos cómo consolidarse mejor y moverse a escenarios de mayor regulación, las DeFi celebran. Su tasa creciente de usuarios demuestra la confianza en los smart contracts para proteger a los usuarios y sus transacciones.
He allí la razón fundamental por la cual, a pesar de las dificultades del mercado mundial, las DeFi continúan ganando terreno. La popularidad creciente de proyectos como GMX —un exchange de contratos de futuros perpetuos— y 1inch Pro refuerzan esta tendencia.
5. La tokenización en las instituciones seguirá en ascenso
Las aplicaciones de la tecnología blockchain no han hecho más que comenzar, dado que su potencial de uso es virtualmente ilimitado. El desarrollo de las criptomonedas es su implementación más conocida y utilizada a diario, pero es apenas una de ellas.
En ese marco económico, justamente, las instituciones financieras y afines han venido sumándose progresivamente a la tendencia de la tokenización. El USDT de Tether, el USDC de Circle y el DAI de Maker son ejemplos claros del éxito de esa estrategia.
Tal es su solidez que empresas como Goldfinch tiene un volumen de préstamos en estos activos respaldados off-chain superior a $100 millones. Otra DeFi similar, Jia, ofrece préstamos a pequeños empresarios basados en la blockchain, mientras genera retorno a sus proveedores de capital. Es cuestión de tiempo para que las finanzas tradicionales (TradFi) tomen medidas similares para aprovechar el poder de la criptografía.