Durante las vacaciones de fin de año, la redacción deportiva de Le Figaro les trae una serie sobre los “ladrones” del año deportivo, estas personalidades o entidades no necesariamente esperadas y de las que se ha hablado en 2023. Hoy, el magnífico Actuación de Sepp Kuss en la Vuelta a España.
Inesperado. Completamente. El 26 de agosto de 2023, en Barcelona, Sepp Kuss toma la salida de la Vuelta a España en la piel de un compañero de lujo -como es habitual- para sus dos líderes designados, Jonas Vingegaard, reciente ganador del Tour de Francia, y Primoz Roglic, que unos meses antes ganó la Vuelta a Italia. Tres semanas después, el estadounidense cruzó la meta de la vigésimo primera y última etapa con la camiseta roja a la espalda. Y ganó, para sorpresa de todos, la última Gran Vuelta de la temporada… por delante de sus compañeros, el danés acabó segundo y el esloveno tercero.
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Este éxito es el del oportunismo, el de ir en bicicleta a alguna parte. En la sexta etapa, aprovechando que el pelotón se partió en dos a causa del viento, mucha gente huyó. Entre ellos ? Sepp Kuss. Él, que rara vez tiene la oportunidad de aprovechar su oportunidad, sintió el golpe: eso es lo que llamamos tener talento. En la escapada, el corredor del Jumbo-Visma no es el mejor clasificado de la general, pero sí, junto a Mikel Landa (Bahrain-Victorious) y Romain Bardet (Team dsm-firmenich), uno de los mejores escaladores. Lógicamente, en la subida final, consigue deshacerse de todos sus adversarios y, en particular, del sorprendente Lenny Martínez (Groupama-FDJ) para levantar los brazos… Sin embargo, no se viste de rojo, el maillot de líder pasa a al joven francés durante unos segundos. Para el entonces corredor de 28 años fue sólo un aplazamiento. De hecho, dos días después, al final de una etapa empinada, superó al escalador de bolsillo neoprofesional y se puso la túnica roja, con una ventaja significativa sobre los favoritos, incluidos sus propios líderes. No la soltará hasta Madrid. Hay que decir que con el paso de los días, y especialmente después del fracaso del campeón defensor Remco Evenepoel (Soudal-Quick Step), ya no eran muchos los que podían desafiarlo por la victoria final. En concreto, sólo eran dos: Jonas Vingegaard y Primoz Roglic.
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Y durante un tiempo, los ganadores de las dos primeras Grandes Vueltas de la temporada –especialmente el esloveno– parecieron jugar su carta personal, distanciando al estadounidense en varias ocasiones, amenazando incluso su primera plaza… mientras ocupaban la segunda y tercera posición. en la clasificación general. Una actitud bastante embarazosa desde el punto de vista externo: «Creo que merece un poco más de respeto, no necesariamente de los demás corredores, sino de su propio equipo», lamentó Geraint Thomas (Ineos-Grenadiers) a pocos días del final. de la Vuelta Ciclista a España. Finalmente, por decisión de la dirección de Jumbo-Visma: ¿mala publicidad? –, el danés y el esloveno dejaron de poner freno a las ruedas de Sepp Kuss para permitirle ganar en esta Vuelta a España; y conseguir que el equipo holandés gane las tres Grandes Vueltas de la temporada con tres corredores diferentes.
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Este éxito es también el del mérito. Quizás no en su concepción puramente deportiva ya que Jonas Vingegaard y Primoz Roglic estaban (ciertamente) un paso por encima de él. Pero en su forma virtuosa, en el sentido de que es (en gran medida) digno de ser recompensado. De hecho, el escalador nacido en Durango (Colorado) se ha visto confinado durante mucho tiempo (¿siempre?) al papel de compañero de equipo de sus dirigentes –también ayudó a Primoz Roglic en el Tour de Italia y a Jonas Vingegaard en el Tour de Francia– y esto , incluso si (ya) hubiera demostrado que podría ser uno de los mejores tan pronto como el camino se vuelva más alto. Sin pestañear, siempre con ilusión, se ha dedicado a los demás en las últimas temporadas, dejando de lado sus ambiciones personales para servir al colectivo. Entonces, verlo ganar una de las mejores carreras del año, después de sus esfuerzos pasados, es algo satisfactorio. De alguna manera es bien merecido. Sobre todo porque si es difícil “luchar” contra los rivales, lo es aún más contra los compañeros: “Antes no sabíamos que los tres íbamos a ser los más fuertes en esta carrera y eso nos complicó un poco las cosas porque Normalmente tus compañeros de equipo no son tus rivales. Compañeros de equipo tan fuertes como Jonas y Primoz eran fuertes y querían ganar. No es fácil”, explicó a Marca justo antes de finalizar la Vuelta a España. Es sin duda el “ladrón” del año en el ciclismo. ¿Podrá volver a hacerlo el año que viene?