Los inmigrantes ilegales en riesgo de la deportación a inmigrantes en buenos términos con los documentos, gracias a la solidaridad de la vecindad y a su buena voluntad. No todas las historias tienen un final feliz, pero el que se llevó a cabo en las últimas semanas a los jardines de via Conca del Naviglio y a través de la Arena, a dos pasos de la Dársena de Milán, no sólo es la mejor de el más optimista de los pronósticos, pero no es un cuento de hadas. Es una verdadera historia de la solidaridad de metro, el que tiene el protagonista Baber, un hombre con un pasaporte de pakistán y sin permiso de residencia, que vivió a quien sabe donde y que había empezado de forma espontánea para limpiar el pequeño parque cerca de navigli, a partir de los desechos de la vida nocturna y de las hojas secas. Lo hizo para ser útil y para llenar su vacío tiempo de trabajo porque no hay papeles. La gente de la zona se había dado cuenta y hace un mes que él había tratado de ayudar a él en todos los sentidos, tanto con bolsas para recoger la basura, y la recolección de dinero, comida y ropa, porque no era obligados a mendigar, a hacer la cola en el comedor de los pobres en la plaza Tricolore. En el sitio de la República había recogido la historia en la página de Facebook de la social de la calle Marco d’Oggiono y alrededores, gracias a la señalización de los jóvenes de los padres pd del Municipio 1, Lorenzo Pacini. Así, gracias al apoyo de el barrio (y un poco de agradecimiento a la República) en la actualidad Baber no es un «irregular», pero ha obtenido el permiso de estancia que estaban esperando por mucho, y fue encerrado en el largo tiempo de estas prácticas.