HONG KONG – la chica con la máscara de negro, sus brazos cubiertos con tatuajes, es ponerse de rodillas para una hora en silencio, con la cabeza gacha. En frente de ella, la entrada del metro a Príncipe Edward está cubierto de flores blancas, un altar de blanco en la noche. Personas de todas las edades vienen y meter un ramo de flores en las rejillas, cerrado durante las últimas dos semanas, escribir un mensaje, la luz de una vela.