el BUJUMBURA Hay Andrea y Richard, Audrey y Melchor. En el caos de las calles de Bujumbura, la máquina se mueve con facilidad, evitando los atascos de tráfico y adivinar la mejor ruta. La primera cosa que llama la atención son los colores. El rojo de la tierra, la hierba verde, un verde que parece diseñado. El olor es el de las hojas mojadas, la temporada de lluvias aún no ha terminado, y de vez en cuando un aguacero de las interrupciones de la tibia. Para llegar a las oficinas de la Avsi a lo largo del lago Tanganyika, una extensión de agua inmenso que separa Burundi y el Congo. En la máquina de Melchor indica una pared bastante cutre donde todavía son visibles los agujeros de bala, el testimonio de los enfrentamientos, en 2015, tener gertato el país en el abismo de la crisis económica.