Más miedo que daño para los pasajeros del Boeing 737-800. Las autoridades rusas anunciaron el viernes que estaban realizando “controles” tras un problema en el motor de un Boeing 737 de una compañía rusa, en medio de preocupaciones por la seguridad aérea, con sanciones internacionales que afectan el mantenimiento de los aviones.

El avión, un Boeing 737-800 de la compañía S7, había despegado de Novosibirsk (Siberia) hacia Moscú, pero se vio obligado a dar media vuelta para regresar a su aeropuerto de origen, informó un departamento local del Comité de Investigación de Transporte.

Según datos preliminares, el avión sufrió un problema en el motor. Las 176 personas a bordo están a salvo. “El aterrizaje se realizó de forma segura. No hubo víctimas. Se están determinando las causas y circunstancias del incidente”, subrayó el comité de investigación.

El incidente se produce cuando Rusia ya no puede importar repuestos para aviones Airbus y Boeing y ya no tiene acceso al mantenimiento de los dos fabricantes debido a las sanciones occidentales contra Moscú tras su ataque a Ucrania. S7 ya se ha visto obligada a reducir el número de sus vuelos entre un 10 y un 15% en otoño e invierno, debido a las dificultades para mantener sus aviones Airbus en buenas condiciones técnicas, informó en octubre el diario ruso Kommersant.

Según los expertos, es probable que los problemas técnicos se multipliquen en los próximos meses, afectando la seguridad aérea en Rusia y/o dejando en tierra los aviones de fabricación occidental. El país no tiene actualmente ninguna alternativa local para reemplazar sus Boeing y Airbus. Los viajes aéreos son vitales en el país más grande del mundo, que abarca 11 zonas horarias.