Un proceso judicial contra el director general de una empresa de Lüdenscheid revela varios supuestos delitos. Se dice que retrasó la quiebra utilizando métodos extraños.
El director de operaciones de una empresa procesadora de metales en Lüdenscheid está siendo juzgado por diversas acusaciones. El portal de noticias local “come-on.de” informa sobre el proceso en la sala de lo penal económico del tribunal regional. Es importante aclarar cuándo la empresa se declaró insolvente y si hubo un retraso en la insolvencia.
Las acusaciones contra el directivo de la empresa, de 54 años, incluyen, además de retrasar la insolvencia, la retención y malversación de las cotizaciones sociales de los empleados. El acusado confesó retirar regularmente dinero en efectivo de la cuenta de la empresa para pagar sus salarios a los trabajadores ilegales. A pesar de esta práctica, la situación financiera de la empresa no mejoró.
La empresa no tenía flota, terrenos, activos fijos ni reservas. Se habían acumulado horribles atrasos en los alquileres. La Hacienda y las instituciones de seguridad social exigieron un total de 185.000 euros. El presidente del tribunal, Andreas Behrens, expresó su sorpresa por el hecho de que la empresa siguiera funcionando a pesar del alto nivel de endeudamiento.
Un testigo confirmó en la vista judicial que los bienes materiales de la empresa eran sorprendentemente bajos. Según el administrador concursal, las herramientas y máquinas se valoraron en un euro y se alquilaron terrenos y edificios. Faltaban objetos de valor o probablemente pertenecían a clientes. Esto es lo que informa “Come-on.de”.
Las finanzas de la empresa eran opacas. Se presentaron dos facturas obviamente falsas por supuestos trabajos de renovación para ocultar los retiros de efectivo para pagar trabajos no declarados. Según el portal de noticias, un testigo del juicio concluyó que “el dinero siempre debió estar ahí, no sabemos por qué canales”.
El abogado de Dresde Hermann Kulzer, especialista en derecho concursal, explica en Anwalt.de que se necesitan investigaciones exhaustivas para demostrar el retraso intencionado en la insolvencia. Los directores generales están obligados a declararse en quiebra en un plazo de tres semanas tan pronto como descubran la insolvencia o el endeudamiento excesivo.
Sin embargo, según Kulzer, sólo el 60 por ciento consigue hacerlo a tiempo, a menudo por desconocimiento o negación de su situación financiera. Ocultar conscientemente una insolvencia inminente puede acarrear hasta tres años de prisión o multas elevadas, así como la prohibición de realizar actividades.
El Ministro de Economía, Robert Habeck (Verdes), también habló sobre la ley de calefacción, que generó importantes debates el año pasado, en un diálogo ciudadano con motivo del 75º aniversario de la Ley Fundamental en Berlín. Admitió que la ley había ido demasiado lejos.
Los trabajadores cualificados alemanes que trabajan y viven en el extranjero se enfrentan a un problema fiscal: un nuevo decreto del Ministerio Federal de Finanzas podría provocar una doble imposición y pagos atrasados, y también una carga para las empresas.